Hace más de doce años que escribí un artículo en el que hablaba de la Nomophobia. ¿De qué se trata? De un mal, enfermedad para algunos, que obliga a muchas personas a vivir dependiendo del teléfono móvil. Es algo que está ahí y que continúa con un avance diario en el uso del dispositivo.
Sobre la Nomophobia
La palabreja, que no palabrota, es de origen anglosajón, y se refiere a un mal, el que padecen todos los que no se pueden separar de su teléfono móvil. La Nomophobia es una ¿enfermedad? reciente que afecta a una gran cantidad de ciudadanos, sobre todo a los que no tienen muchos años, sin excluir a muchos mayores.
La dependencia del móvil en estas personas es tal que no se separan de él durante las 24 horas del día, dejándolo conectado encima de la mesilla de noche cuando duermen. No lo desconectan, lo cargan (mejor, semicargan) todos los días. Lo dejan activo por la noche cuando el sueño les invade, lo llevan al cuarto de baño, y algunos hasta descansan con un oído avizor, por si suena mientras duermen.
Estudio sobre la Nomophobia
SecurEnvoy, una empresa centrada en la tecnología móvil, realizó un estudio, tal como nos contaban en Digital Life, centrado en el temor que tienen muchas personas en ser separadas de su teléfono móvil, mejor teléfono inteligente.
El 66% de los encuestados han dicho que padecen la enfermedad, sufren Nomophobia. Hace más de quince años se hizo un estudio similar. El número de afectados en ese momento era del 53%. Por lo que se ve, la enfermedad está próxima a convertirse en una epidemia.
Los adolescentes y los niños, y también unos cuantos adultos, se ven afectados por estados de ansiedad si no llevan su móvil en las manos, examinando lo que aparece en la pantalla e interactuando en las redes sociales y en aplicaciones de mensajería. Lo hacen en todas partes. Caminan por la calle perdidos, centrados en lo que se muestra en el dispositivo.
A tener en cuenta
El Doctor Mitch Spero, especialista en psicología infantil y familiar, ha dicho al respecto: «Los teléfonos móviles son herramientas que deben utilizarse para mejorar nuestras vidas, no para destruir nuestras habilidades de comunicación interpersonal con los que amamos«.
Si los enfermos de Nomophobia utilizan su móvil una media de 34 veces al día (o más), como han descubierto los responsables de SecurEnvoy, no se cumplen las recomendaciones del psicólogo. Todos los que sufren este mal acuden a él una media de 150 veces al día, trayendo consigo un uso de 177 minutos diarios.
Conclusión
Está claro que la Nomophobia está ahí y que va a ser muy difícil de eliminar. Un adicto al móvil necesita estar conectado al mismo, está constantemente mirando la pantalla, lo mira durante todo el día y lo empieza a utilizar de nuevo cuando se despierta, si lo tiene apagado o se ha olvidado de él le surge un ataque de ansiedad, y sufre síndrome de abstinencia cuando no puede utilizar el aparato. Y aún hay más…