Desde hace más de un siglo se sabe que cuando nuestro sistema inmunológico identifica una célula maligna, una célula infectada por un virus o una célula cancerígena, empieza a elaborar enzimas que actúan sobre ella para eliminarla. Investigadores de Melbourne y Londres descubrieron en el año 2010 que una proteína, llamada perforina, es la causante de esta limpieza. Ha dicho James Whisstock de la Universidad de Monash, líder del proyecto, que «la perforina es el arma de nuestro cuerpo que se ocupa de la limpieza y de la muerte».
Sobre la perforina
La perforina se reparte por las células que han sido infectadas por un virus o se han transformado en células cancerígenas y obliga a que las encimas tóxicas destruyan las células desde dentro. Sin la perforina nuestro sistema inmunológico no podría destruir células malignas. «Ahora que sabemos como funciona podemos comenzar a afinar el proceso para combatir el cáncer, la malaria y la diabetes», ha dicho Whisstock.
El funcionamiento de la perforina y la malignidad
Se sabe que si la perforina funciona incorrectamente puede ocasionarse un grado de malignidad más intenso, produciendo leucemia o enfermedades autoinmunes, que atacan el sistema inmunológico del organismo.
Las bacterias y el sistema inmunológico
Whisstock sospecha que nuestro sistema inmunológico ha entendido la forma de actuar de las bacterias, después de muchos años de actuación, y ha puesto el arsenal patógeno del intruso en su contra. En estos momentos las investigaciones se centran en aumentar la protección que la perforina ofrece para una mayor protección del cáncer y en la terapia de enfermedades graves.