Lo que tenéis a continuación vino de allende los mares, llegó desde Argentina. Lo tengo conmigo desde hace algún tiempo, bastante tiempo. En realidad ya estaba publicado en otra página de Batiburrillo, sólo lo he cambiado de lugar con el fin de recordarlo. ¿Quién lo ha escrito? Es obra de una mente analista, que tiene la capacidad de mostrar, con claridad meridiana, la impagable labor de una mujer que cumple con sus funciones de educadora, de madre; una mujer indispensable. Su nombre es madre o mamá. Nosotros somos lo más importante para ella. ¿Podemos decir lo mismo de ella para nosotros? ¿Quieres comprobarlo?
Un día fui a sacar el registro de conducir y el Sr. que tomaba los datos, me preguntó cual era mi ocupación. No supe como etiquetar mi trabajo de «madre» y que responder. Al percatarse de esto el Sr. que tomaba los datos me dijo:
– A lo que me refiero es a si trabaja usted o no hace nada…
– «Claro que tengo un trabajo», le contesté, «soy una mamá».
A lo que el Sr. respondió: «No ponemos mamá como opción, vamos a ponerle ama de casa»
Esa fue la respuesta enfática de este Sr. Olvidé por completo esta historia hasta que un día me pasó exactamente lo mismo, sólo que ésta vez, en la oficina del Registro Civil. La funcionaria era obviamente una mujer de carrera, eficiente, de mucha postura.
– ¿Cuál es su ocupación? – me preguntó ella.
No sé bien por qué… pero las palabras simplemente salieron de mi boca…
– Soy una Investigadora Asociada en el campo del Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas.
La funcionaria se detuvo… el bolígrafo quedó congelado en el aire y me miró como si no hubiese escuchado bien. Repetí el título lentamente… poniendo énfasis en las palabras más importantes… luego, observé asombrada cómo mi pomposo anuncio era escrito en tinta negra en el cuestionario oficial.
– Me permite preguntarle – dijo la funcionaria, con un aire de interés… – ¿Qué es exactamente lo qué hace usted en este campo de investigación?
Con una voz muy calmada y pausada me escuché contestarle: «Tengo un programa continuo de investigación (¿que madre no lo tiene?) en el laboratorio y en el campo, estoy trabajando para mi maestría (la familia completa) y ya tengo cuatro créditos (todas mis hijas), por supuesto que el trabajo es uno de los que mayor demanda tiene en el campo de humanidades (¿alguna madre está en desacuerdo?) y usualmente trabajo 14 horas diarias (en realidad son más, como 24). Pero el trabajo tiene muchos más retos que cualquier trabajo sencillo y, las remuneraciones más que económicas están ligadas al área de la satisfacción personal».
Se podía sentir una creciente nota de respeto en la voz de la funcionaria mientras completaba el formulario. Una vez terminado el proceso, se levantó de la silla y personalmente me acompañó a la puerta.
Al llegar a casa, emocionada por mi nueva carrera profesional, salieron a recibirme tres de mis asociadas al laboratorio, de 13, 7 y 3 años de edad. Arriba podía escuchar a nuestro nuevo modelo experimental, en el programa de desarrollo infantil (de 6 meses de edad), probando un nuevo programa de patrón en vocalización.
¡Me sentí triunfante! ¡Le había ganado a la burocracia! Había entrado en los registros oficiales como una persona más distinguida e indispensable para la humanidad que solo «una madre más».
La maternidad… que carrera más gloriosa…
¿Que dicen nuestros hijos?
Las diferentes imágenes de una madre a los:
4 AÑOS DE EDAD… Mi mamá puede hacer cualquier cosa.
8 AÑOS DE EDAD… Mi mamá sabe mucho. ¡Un montón!
12 AÑOS DE EDAD… Mi mamá no sabe absolutamente todo.
14 AÑOS DE EDAD… Naturalmente, mamá tampoco sabe eso.
16 AÑOS DE EDAD… ¿Mi mamá?, ¡es tan anticuada!
18 AÑOS DE EDAD… ¿La vieja?, esta totalmente fuera de época.
25 AÑOS DE EDAD… Bueno, puede ser que sepa algo al respecto.
35 AÑOS DE EDAD… Antes de decidir, porque no pedimos la opinión de mamá.
45 AÑOS DE EDAD… ¿Me pregunto que habría pensado mi mamá al respecto?
65 AÑOS DE EDAD… Ojalá pudiera conversarlo con mi mamá.