Analiza con atención las catorce afirmaciones que vienen a continuación. Son los síntomas de una nueva enfermedad. Una enfermedad que han padecido un grupo determinado de personas desde siempre, pero que ahora se ha estudiado en profundidad. Comprueba si alguno o todos estos síntomas te afectan y, entonces, desconfía, la sejuela se ha apoderado o se está apoderando de ti. ¡Vamos al grano! Ahí va la lista. ¿Por qué no le echas un vistazo?
- Si un café express produce insomnio.
- Si una cerveza lleva directo al baño.
- Si todo parece muy caro.
- Si cualquier tontería causa enojo.
- Si cualquier exceso, por muy pequeño que sea, provoca aumento de peso.
- Si se llega a la edad de los metales: cabellos de plata, dientes de oro, marcapasos de titanio.
- Si se hace el amor casi tres veces por semana (casi el lunes, casi el miércoles, casi el sábado).
- Si la carne da gastritis, el chimichurri irrita y el ajo se repite.
- Si la sal sube la presión.
- Si al mozo se le pide una mesa lo más lejos posible de la música y de la gente.
- Si atarse los cordones da dolor de cintura.
- Si la TV adormece.
- Si hay que usar varios pares de anteojos (de lejos, de cerca, medio, de sol…).
- Si le dicen «señora» o «señor» en todos lados.
¿Tienes alguno de estos síntomas? Todos son prueba irrefutable de que la persona padece de «sejuela«. O sea, «se jue la» juventud…
Nota importante: Está claro que ni tú, ni yo, ni ninguno de esos amigos con los que salimos a tomar los vinillos tiene esos síntomas, por tanto ninguno de nosotros padece la sejuela. Somos y seremos jóvenes hasta la muerte. ¿No es así?