Kiril I es el Patriarca de Moscú de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Como tal debe dar muestras de austeridad, pero al parecer no es así. Originalmente apareció en una fotografía con un caro reloj de la marca Breguet en su muñeca izquierda, pero ante el escándalo surgido y para evitar males mayores, alguien retocó la imagen e hizo desaparecer la joya, valorada en 30.000 dólares. El experto o expertos en PhotoShop no eran tal. Sí, hicieron desaparecer el reloj y rellenaron el espacio con una prolongación de la túnica negra, pero no se percataron de que el Breguet seguía reflejado sobre la mesa. Publicaron la imagen retocada en su sitio web pero, ante el escándalo surgido, volvieron a poner la original.
Acabamos de leer la noticia que habla de la metedura de pata en The New York Times. En la imagen que tenéis arriba se muestra el reloj en la muñeca del patriarca, la que tenéis más abajo es la que apareció retocada en la página de la Iglesia Ortodoxa Rusa tras las críticas surgidas por las muestras de ostentación de Kiril I. Al final, visto el error en el retoque, se volvió a poner la imagen original.
Las críticas surgidas han sido tremendas y aún continúan vivas. No sólo se habla del despilfarro en la compra del reloj sino también de la poca profesionalidad del retocador de imágenes, el experto? en PhotoShop al que recurrieron los responsables de la web eclesial. Un grupo de bloggers rusos han sido los que descubrieron el engaño. Algunos hablan de episodio vergonzoso y de hipocresía por parte de la iglesia. Ésta atribuyó el cambio de original a retocada y vuelta a original a un «fallo técnico». A alguien (mejor, algo) hay que echarle la culpa.
ACTUALIZACIÓN: Este artículo lo publiqué en el mes de abril del año 2012, el mismo día en que descubrí la noticia viajando por Internet. Hoy lo vuelvo a traer a portada porque considero que el momento es oportuno. La actuación del patriarca ruso demuestra que en algunas clases sociales no existe pudor ni respeto hacia los que les otorgan su confianza. Si revisamos las páginas de periódicos, en papel y en la red, de blogs y de otros medios, tratamos de buscar sin mucho esfuerzo, no es necesario, cuál es la última aventura, con visos económicos, protagonizada por uno de nuestros políticos, banqueros y demás. Está claro que, en cualquier lugar, en España, en Rusia o en donde se tercie, no hay respeto hacia los bienes ajenos, hacia lo que nos pertenece a todos los ciudadanos.