Ciencia y Tecnología

La teoría de la generación espontánea

La teoría de la generación espontánea fue admitida por una notable cantidad de científicos. Los defensores de la misma, destacaban la existencia de los musgos y líquenes que aparecen sobre ciertas rocas, como argumento. Decían que su aparición se debía a la descomposición de las rocas.

La teoría de la generación espontánea

¿Existe o no la generación espontánea? Aunque la exacta complejidad bioquímica y celular de los seres vivos no ha sido conocida hasta hace no muchos años, se sabía desde siempre que la estructura de animales y plantas era mucho más complicada que la de la materia inerte. Ya hace muchos siglos este conocimiento llevó a los hombres a preguntarse el origen de esta complejidad, o, lo que es lo mismo, el origen de la vida.

Ciencia y filosofía

La poca base científica existente entonces dio lugar a que la solución a esta pregunta se encontrase en doctrinas más filosóficas que científicas, entre las que destacó claramente la teoría de la generación espontánea.

Según esta teoría, todos los seres vivos nacen espontáneamente de la materia orgánica en descomposición, o bien de la materia mineral cuando se encuentra en determinadas condiciones. Para demostrarla, los defensores de esta teoría se basaban en la observación diaria: los gusanos nacían en la tierra o en el fango, las moscas en la carne en descomposición, los ratones en las basuras…

El gran filósofo Aristóteles, fundamental defensor de esta teoría, admitía que, en general, los seres vivos se originan de otros seres vivos semejantes, pero que igualmente pueden surgir de la materia inerte. Describía como prueba casos de generación espontánea en las moscas, mosquitos o polillas a partir de sustancias como el lodo en las charcas, en estercoleros, etc., incluso describía la aparición de peces a partir de algas en descomposición.

Influencia de Aristóteles

Toda la Edad Media acusa una gran influencia aristotélica, y, por tanto, la creencia en la generación espontánea se mantiene e incluso se enriquece, debido no a observaciones científicas sino a fantásticas fábulas.

Por ejemplo, se llegó a decir que las hojas de determinados árboles al caer en el agua producían peces, mientras que si caían a tierra se convertían en aves. En otra fábula se habla de cierto árbol oriental que daba grandes frutos en cuyo interior se encontraba un cordero que permanecía unido por el vientre al tallo del árbol.

También en el Renacimiento

Incluso en el Renacimiento se sigue admitiendo la teoría de la generación espontánea. Sorprende que se mantuviera esta concepción en una época en que la observación de los fenómenos naturales era cada vez mayor y más exacta, y es tanto más chocante cuando en ocasiones los investigadores recurren a la experimentación para comprobar la realidad de las teorías que sobre los fenómenos les ha legado la Antigüedad.

Hombres como Descartes (1596 – 1650) y Newton (1647 – 1727), que establecen leyes exactas de la Naturaleza, aceptan sin crítica alguna la generación espontánea.

Conclusión

William Harvey (1578 – 1657), célebre por su descubrimiento de la llamada circulación mayor sanguínea, pese a pronunciar la célebre frase «omne vivum ex ovo» (todo ser vivo procede de un huevo), sigue admitiendo la posibilidad de la generación espontánea para los animales inferiores, tales como gusanos e insectos.

En el mismo caso se encuentra Van Helmont (1577 – 1644), autor de numerosos trabajos sobre fisiología vegetal, quien no solo admite la generación espontánea sino que incluso la apoya con determinadas observaciones. Es más, este científico llegó a publicar una receta para producir ratones artificialmente a base de granos de trigo.

Afirmaba en la misma que, colocando en un recipiente una camisa sucia con sudor de hombre, al cabo de 21 días las emanaciones conjuntas del sudor y de las semillas de trigo podían, cuando la putrefacción cesaba, originar ratones vivos.

En este caso, el sudor humano actuaba como la fuerza vital capaz de dar origen a especies vivas a partir de la materia inerte, confirmando así a los que defendían la teoría de la generación espontánea con una prueba supuestamente experimental de la misma.

Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – La vida: origen y evolución. Publicado en el año 1980
Autor: Benjamín Fernández Ruiz.

Fabriciano González

Amante de la informática y de Internet entre otras muchas pasiones. Leo, descifro, interpreto, combino y escribo. Lo hago para seguir viviendo y disfrutando. Trato de dominar el tiempo para que no me esclavice.

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