Los espárragos trigueros que vende María son deliciosos. Van directamente de la huerta al mercado. Los recoge al amanecer. Ya tiene preparado el cordel fino de cáñamo que le servirá para formar los manojos. Todos los trozos de bramante tienen la misma longitud. María los lleva a la huerta en el borde de la cesta en la que transportará los manojos. Forma los paquetes, que son todos iguales, idénticos.
Cuando llega al mercado, pone su cesta en el suelo y despacha con rapidez su mercancía. Vende cada manojo al precio de 4 €. Su clientela es fiel, allí va los martes, son hombres y mujeres que vienen de varios sitios de la ciudad. Todos saben que María sólo venderá un manojo a cada uno, pero no importa, el desplazamiento merece la pena.
Un día María decide cortar los trozos de cánamo con el doble longitud. Los manojos de espárragos llevan ahora más contenido. La campesina, utilizando su lógica matemática, decide vender cada paquete de sus deliciosos espárragos trigueros al doble de precio, a 8 €. «Doble longitud de cánamo, doble número de espárragos», piensa María, y obra en consecuencia.
¿Está obrando bien María? ¿Ha puesto el precio justo al nuevo manojo de espárragos?
Nota: Si tienes la solución, escríbela en la zona de comentarios. La mía la pondré algún día..