En el pasado siglo, el avance en el terreno de la medicina fue inmenso. Se elaboraron vacunas con el fin de impedir infecciones, o se fabricaron antibióticos para luchar contra microorganismos perniciosos. Así fueron vencidas peligrosas enfermedades como la viruela, la tuberculosis o el tifus. En las décadas de los 60 y 70, la creencia general era que todas las enfermedades causadas por microorganismos serían vencidas, quedarían para estudio y conquista las de origen genético, las provocadas por estilos de vida insalubres y las producidas por el envejecimiento.
El control de los antibióticos
Las ideas anteriores estaban en parte equivocadas. No existe un control total de los antibióticos, y además muchas enfermedades catalogadas de origen genético o provocadas por un específico estilo de vida, se ha visto que son de tipo infeccioso. Como ejemplo tomemos las úlceras de estómago, que se creía, allá por el año 1980, que eran provocadas por el estrés pero que ahora se sabe que su origen se debe a la acción de una bacteria. Un tratamiento con antibióticos puede curarlas.
Enfermedades infecciosas
Son muchos los investigadores que han descubierto el origen infeccioso de muchas enfermedades no consideradas como tales. Así hay dolencias de tipo autoinmune que surgen debido a la acción de un microbio que provoca un ataque inmunológico, en el que los componentes que le acompañan, reaccionan con moléculas de características similares provocando que el sistema de defensas del organismo ataque a tejidos sanos. Así se sabe hoy que varios cánceres pueden ser causados por virus que conquistan nuestro ADN, alteran los genes y hacen que se produzcan, fuera de control, células que no tienen nada que ver con las originales.
Errores
Errores similares se ciernen sobre enfermedades tan conocidas como la obesidad, la diabetes, la esquizofrenia, el cáncer de mama, los trastornos obsesivo – compulsivos o el cáncer de próstata. Un agente infeccioso, un micoorganismo, puede ser el causante del mal. Son varios los científicos que defienden teorías particulares que colocan a virus, bacterias y otros microorganismos como causantes de éstas y otras enfermedades del siglo XXI.
Fuente: NewScientist