Las influencias prenatales conforman el devenir. Desde su concepción, el ser humano, embrión primero y feto después, está sometido a la acción de su peculiar entorno, el útero materno. La dotación genética que lo constituye entra en relación, mejor interacción, con el ambiente físico que le cobija.
A través del cordón umbilical, el ser humano en formación recibe casi la totalidad de las influencias ambientales. La sangre que le nutre y oxigena conduce hasta él la mayor parte de cuanto, partiendo de su madre, va a influir sobre su futuro comportamiento.
Todo avatar en la vida de la madre susceptible de modificar las sustancias que lleva la sangre puede tener su traducción en el sistema nervioso central del feto o embrión. Y todo cambio en ese sistema nervioso central, un sistema, no lo olvidemos, que se está formando anatómica y fisiológicamente mientras transcurre la vida intrauterina, puede cimentar ulteriores características del comportamiento.
La incidencia de la nutrición
La nutrición de la madre tiene una influencia radical. Cuando es deficitaria, el desarrollo fetal también lo es. Una de sus consecuencias posibles es la presencia de algún grado de subnormalidad.
La subnormalidad o deficiencia mental supone un repertorio de comportamientos forzosamente reducido a consecuencia de las dificultades para el aprendizaje determinadas por las características del sistema nervioso.
La hiponutrición materna impide la aportación de las proteínas imprescindibles para un desarrollo cerebral normal. Esto sucede ciertamente cuando la madre no está suficientemente alimentada durante el embarazo.
Pero también sabemos que el embarazo no discurre por cauces satisfactorios cuando la madre careció de una alimentación suficiente, o padeció enfermedades importantes, durante su propia adolescencia, es decir, cuando se desarrollaba su aparato reproductor.
La influencia de las enfermedades
Las enfermedades de la madre durante el embarazo pueden afectar, claro está, al niño que acoge en su seno. Los trastornos cardíacos, la hipertensión, ciertas afecciones renales, incluso una implantación anómala del huevo humano en la pared del útero, pueden dar lugar a anomalías fetales, desarrollos orgánicos deficitarios y prematuridad.
La prematuridad es siempre índice de embarazo anómalo, y constituye un indudable factor de riesgo psicológico, conductual. El prematuro tiene muchas más probabilidades de caer dentro del retraso, de la deficiencia mental, aunque sea ligera, que el niño nacido a término y con peso normal. En consecuencia, todo cuanto pueda provocar prematuridad también puede predeterminar de algún modo el comportamiento ulterior del ser afectado.
Cuidado con las drogas
El consumo de drogas, incluyendo los fármacos, alcohol, tabaco, incide sobre el funcionamiento cerebral del nuevo ser. Además de las alteraciones morfológicas posibles, que también pueden darse en la exposición a radiaciones, los abusos de estas sustancias pueden provocar desde el consabido retraso en los aprendizajes hasta la inquietud psicomotora o nerviosismo pasando por toda una amplia gama de anomalías conductuales.
Mas conviene destacar aquí un hecho de la mayor trascendencia. El problema básico planteado por la madre que fuma o bebe mucho, o que ingiere sustancias para combatir su ansiedad o su depresión, es que suma a los efectos del tabaco, del alcohol o de las drogas las consecuencias de su peculiar estilo de vida.
En efecto quienes así actúan suelen vivir en situaciones tales que facilitan la práctica simultánea de todos estos hábitos. En tales casos se multiplican las influencias negativas sobre el feto.
El estrés materno
Este fenómeno nos lleva de la mano hasta el estrés materno. Toda situación conflictiva, toda preocupación agobiante, todo ambiente percibido como amenazador, provoca en cualquier persona intensas respuestas emocionales e importantes cambios en su organismo.
Su sistema nervioso y sus glándulas internas funcionan, entonces, de otro modo. Y ese modo, a través de las sustancias que llegan a la sangre de la madre, influye sobre el feto, sobre el desarrollo y funcionamiento de su sistema neuroendocrino y, por lo tanto, sobre su comportamiento posterior.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – El comportamiento humano. Publicado en el año 1981
Autor: Josep Toro Trallero