Se ha acabado el veroño, me refiero a la prolongación del verano en el otoño, y el frío está llamando a la puerta de nuestras casas. Para vencerlo existen varios métodos. Está claro que lo primero que hay que hacer es abrigarse, cambiar la camisa de manga corta por una de manga larga acompañada de un jersey o de una chaqueta. No vamos a hablar de conectar la calefacción, porque está claro que también es necesario, sino de buscar un sistema clásico de abrigo cuando nos tumbamos en el sofá para ver la televisión, para controlar el móvil, o para leer un libro. Nos referimos a abrigarnos con una manta.
No es un método nuevo, existe desde siempre. Cuando eramos pequeños, al menos yo, nuestros padres nos envolvían en una manta para evitar que cogiésemos un catarro o tal vez una gripe. Y el sistema sigue existiendo, de ahí mi recomendación, recurrir a Mantas para hogar. Se trata de utilizar mantas de gran suavidad y agradables. Nos referimos a las mantas de Grazalema, que se distinguen por estar elaboradas con lana de oveja merina, de gran tradición.
Su origen se remonta al siglo XVII en la localidad de Grazalema, uno de los centros más conocidos en la producción de mantas de lana y de otros productos, como ponchos y bufandas. Con el paso del tiempo Grazalema no ha perdido su razón de ser. Con las valiosas lanas de la comarca, y gracias a la lluvia que salpicaba y salpica la zona, se podía y puede mantener un producto siempre limpio y saludable. Además, su textura delicada, convierte a la mantas de Grazalema en elementos indispensables para vencer el frío, como ya hemos indicado.
Pasaron los años y surgieron las crisis, por lo que muchas empresas dedicadas a la elaboración de productos que utilizaban las lanas de Grazalema tuvieron que trasladarse a otros lugares. Los tiempos cambiaron y algunas de estas empresas volvieron y se crearon otras nuevas. Las mejores mantas de Grazalema se fabrican en el mismo lugar, utilizando las mejores lanas merinas y utilizando técnicas depuradas con el fin de conseguir productos de gran calidad.
Hace algunos años todos los productos fabricados con estas lanas, además de venderse en España, se exportaban a varios países de Latinoamérica y a Estados Unidos. Hoy el mercado se ha ampliado, englobando un importante número de capitales europeas, como París, Londres y Amsterdan, y países como Japón. La cultura artesanal se impone aquí sobre los nuevos sistemas, en los que prima la maquinaria especializada.
Tras tener en cuenta todo lo que hemos indicado, podemos deducir que una nueva cultura, la que se basa en la fabricación tradicional, los métodos o sistemas artesanales, se está imponiendo en determinados terrenos, volviendo de esta forma a los orígenes. Se ha modernizado el sistema de fabricación artesanal, adaptándose a los tiempos que vivimos. Ello se refleja con notable intensidad a la hora de la producción de mantas, ponchos y paños. Pero aún hay más, en la lista también se incluyen bolsos, corbatas, capas o bailarinas. Todos ellos utilizando las lanas de Grazalema.