Para los hindúes las vacas son sagradas, son el símbolo de la fecundidad y la maternidad. Son animales protegidos por ley. Nadie se atreve a maltratarlas y menos a matarlas con el fin de aprovecharse de su carne, tal como ocurre en la mayoría de los países occidentales. Nosotros consideramos esta sacralización de las vacas como algo contradictorio, ya que la India es un lugar en el que reina la pobreza y el hambre se apropia de una gran cantidad de población.
Tal vez esa arraigada costumbre, esa protección exacerbada de las vacas, nos ayude a entender el sentido de la fotografía que os ofrecemos. Está claro que las vacas no saben leer, que no son capaces de descifrar el cartel que adorna la pared del hospital, que el lugar está reservado exclusivamente para vehículos y, está claro, que ellas no lo son. Pero nadie les ha dicho ni les dirá nada, nadie será capaz de obligarlas a que se levanten y sigan su camino. Son libres, auténticamente libres.