A finales del siglo XIX parecía que el problema de la nutrición humana se reducía a conseguir un suministro adecuado de energía, fundamentalmente en forma de hidratos de carbono y grasas, junto con materiales de construcción tales como las proteínas y ciertos elementos inorgánicos como el calcio, el hierro, etc.
Se pensaba que sería posible mantener satisfactoriamente en el laboratorio a un animal proporcionándole, únicamente, estas sustancias en forma purificada. De hecho, el químico francés Marcelin Berthelot (1827-1907) afirmó que en el futuro el hombre se alimentaría de productos químicos purificados que podría llevar con paquetitos «en el bolsillo del chaleco».
La influencia de ciertas sustancias orgánicas en la nutrición
Esta idea se vino abajo cuando en 1912 el bioquímico inglés Frederick Gowland Hopkins (1861-1947) descubrió que las ratas sometidas a una dieta de productos purificados, conteniendo todas las sustancias consideradas hasta ese momento necesarias para la nutrición, suspendían su proceso de crecimiento, que se volvía a iniciar cuando a las ratas se les suministraba a diario una pequeña cantidad de leche fresca.
Este y otros experimentos similares demostraron la existencia en los alimentos de ciertas sustancias orgánicas, desconocidas hasta entonces, indispensables para el desarrollo animal. Sustancias a las que Hopkins denominó «factores accesorios de la alimentación» y que hoy en día conocemos con el nombre de vitaminas, nombre propuesto por el bioquímico polaco Casimir Funk (1884-1967).
Las vitaminas como coenzimas
El descubrimiento de las vitaminas vino a explicar el origen de ciertas enfermedades de la especie humana cuya aparición se pudo demostrar que era debida a la ausencia de una vitamina en la dieta. Esta clase de enfermedades se conocen genéricamente como enfermedades carenciales, aunque bajo esta denominación se encuadran también enfermedades producidas por la ausencia en la dieta de otros elementos diferentes de las vitaminas.
El papel de las vitaminas consiste fundamentalmente en actuar como coenzimas, esto es, la parte no proteica de ciertos sistemas enzimáticos catalizadores que regulan las reacciones químicas del organismo. Un papel en cierto modo semejante al de las vitaminas es desempeñado por algunos elementos químicos, metales fundamentalmente, que forman parte de diversos sistemas enzimáticos y son indispensables para la nutrición.
Todas las sustancias necesarias para la nutrición
Hay motivos para creer que, con las vitaminas, se han descubierto ya todas, o casi todas, las sustancias imprescindibles para la nutrición, que se ve así basada en los hidratos de carbono y las grasas como principales fuentes energéticas, las proteínas como elementos constructores del organismo, los distintos elementos inorgánicos, y las vitaminas como elementos que facilitan las distintas reacciones metabólicas.
Esta aseveración ha podido comprobarse observando que es posible mantener un estado satisfactorio con dietas compuestas por cantidades adecuadas de estos principios suministrados en forma de sustancias químicamente definidas.
Fuente: Alimentación y nutrición de Aula Abierta Salvat, escrito por Francisco Grande Covian, y publicado en el año 1981.