A partir del próximo lunes, cuando se inicie el nuevo curso en Francia para los alumnos menores de 15 años, los estudiantes no podrán utilizar sus dispositivos móviles en el centro educativo. La orden se refiere tanto a los teléfonos, como a las tablets y a los relojes inteligentes. La prohibición se llevará a cabo tanto en el aula, como en otras dependencias del centro, incluidos el patio de recreo, el comedor, y demás zonas.
La orden fue aprobada en una ley el pasado mes de Julio, y entró en vigor el 5 de agosto. Con ella se cumplió una de las promesas de la campaña presidencial de Emmanuel Macron. Como vemos, afecta a las escuelas primarias y secundarias de todo el país, ya que habrá que cumplirla a rajatabla. Si algún alumno lleva su dispositivo al centro, debe mantenerlo desconectado durante todo el tiempo que permanezca en el recinto.
El fin primordial de esta medida es luchar contra la dependencia que los dispositivos móviles crean en los menores. Aunque desde el año 2010 no estaba permitido el uso de los móviles en el aula, la nueva ley amplía su acción a todas las dependencias del centro. El fin de ello es que los estudiantes no centren su interés en el dispositivo que tienen guardado en el bolsillo o en la cartera que alberga los libros, estando pendiente de que llegue el recreo para ponerlo en marcha. Con la medida se pretende volver a los tiempos de antaño, no tan lejanos, en el que los muchachos y muchachas acudían al centro educativo con el fin de recibir enseñanzas por parte de los profesores y aprender.
En los centros en los que hay alumnos de más de 15 años, serán los responsables de los mismos los que tomarán o no las medidas pertinentes para prohibir el uso de los citados dispositivos móviles a los estudiantes. Existen también algunas excepciones a la prohibición, las que se refieren a alumnos con discapacidades.
Jean-Michel Blanquer, ministro de educación de Francia, presentó la medida como «una ley para el siglo XXI». Con ella, dijo, se mejorará la disciplina entre los 12 millones de estudiantes franceses que se verán sometidos a ella, tal como nos cuentan en The Local. Dijo Blanquer: «Estar abierto a las tecnologías del futuro no significa que tengamos que aceptar todos sus usos«.