Es lo que se deduce del estudio realizado por un grupo de expertos dirigidos por el profesor Sandi Copeland, de la Universidad de Colorado, en Boulder, Estados Unidos. Los hombres primitivos preferían quedarse en su cueva, sin viajar a otros lugares, no practicaban el nomadismo. Con las mujeres ocurría justo lo contrario, eran aficionadas a viajar, a desplazarse de un lugar a otro y, tal vez, fijar su residencia en el lugar en el que encontraban al hombre de su vida.
El estudio ha sido realizado después de analizar las dentaduras de hombres y mujeres que vivieron en el sur del continente africano en periodos comprendidos entre 1,7 y 2,7 millones de años atrás. Sólo el 10% de los dientes de los hombres que vivían en cuevas de Sterkfontein y Swartkrans denotaban la pertenencia a almas viajeras, algo que, en el caso de las mujeres, se aproximaba el 50%.
Los investigadores utilizaron una técnica láser que permite, después de analizar los rastros de estroncio en los dientes, saber los tipos de dieta utilizados por los poseedores. De esta forma se puede saber si han vivido en la zona, en las proximidades de la cueva, o se han desplazado de un lugar a otro. El Australopithecus africanus, uno de los antepasados directos de los humanos modernos, fue uno de los primitivos analizados junto con el Paranthropus. Lo que no se sabe es por qué los hombres preferían quedarse en casa, ni tampoco en donde las hembras errantes pasaron sus años de formación.
Visto en Mirror