En el crudo invierno, con temperaturas muy por debajo del cero, era harto complicada la subsistencia en la estepa siberiana aunque el cuerpo estuviese protegido con gruesas capas de grasa y pobladas porciones (extensiones) de pelo. Pero los mamuts, desaparecidos hace miles de años, vivían en esas condiciones sin problemas aparentes. ¿Cómo era eso posible?
Sobre la sangre de los mamuts
Según los resultados de estudios realizados por científicos de Australia y Canadá, hace más de tres años, y publicados en la revista Nature Genetics, el motivo y la causa de esta capacidad de subsistencia, está en una especial característica de su sangre. Esta característica impedía la congelación de la misma. En la sangre hay unas moléculas, las que forman la hemoglobina, que se ocupan de transportar el óxigeno a través del sistema circulatorio y llevarlo a las células. Si la hemoglobina se congela por causa de las bajas temperaturas, la respiración celular, es decir, la conversión de las sustancias nutritivas en energía, no se podría llevar a cabo, lo que provocaría, en seres homeotermos, la muerte.
La congelación de la hemoglobina en los mamuts
Los mamuts disfrutaban de una adaptación genética que impedía la congelación de la hemoglobina. Es lo que descubrieron los citados científicos. Secuenciaron genes de hemoglobina del ADN de tres mamuts cuyos cuerpos quedaron conservados en una capa de hielo que está siempre en ese estado. Se convirtieron las secuencias de ADN en ARN, capaces de sintetizar proteínas, y se incluyeron en una bacteria Escherichia Coli. La bacteria, como era de esperar, sintetizó la proteína anticongelante del mamut.
Visto en BBC Mundo