Las personas optimistas tienen grandes posibilidades de vivir más tiempo que las que no viven pensando en el futuro con agrado. Lo normal es que vivan más de 85 años. Son los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (BUSM), el Centro Nacional para el TEPT en el Sistema de Salud VA Boston y la Escuela de Salud Pública Harvard TH Chan.
Está claro que cuando nos referimos a optimismo pensamos en que todo lo que está por suceder se ve con agrado, basándonos en lo que vivimos cada día. Aunque el devenir diario actual no sea el mejor de todos, el optimista siempre piensa que lo que está por venir será mucho mejor.
En el estudio participaron 69.744 mujeres y 1.429 hombres. Ambos grupos completaron una encuesta destinada a evaluar su nivel de optimismo. También se determinaron otros factores, entre los que se incluían sus hábitos de salud. Se averiguaron las pautas de alimentación, y el consumo o no de alcohol y de tabaco.
Se hizo un seguimiento del estudio durante 30 años en los hombres y de 10 años en las mujeres. Los investigadores descubrieron, en función de los niveles iniciales de optimismo, que los hombres y mujeres más optimistas demostraron una vida útil más larga entre el 11 y el 15 por ciento. Las posibilidades de alcanzar los 85 años (y más) eran entre un 50 y 70 por ciento mayores que en los no optimistas.
Para el estudio se tuvieron en cuenta la edad, el nivel educativo, la existencia o no de enfermedades crónicas, la depresión, y los ya citados consumos de alcohol, el ejercicio y la dieta. Las visitas normales al médico en atención primaria también tienen incidencia.
Lewina Lee, Ph.D., psicóloga de investigación clínica en el Centro Nacional para el TEPT VA Boston y profesor asistente de psiquiatría en BUSM, y una de las principales autoras del estudio, dijo lo siguiente: «Si bien la investigación ha identificado muchos factores de riesgo de enfermedades y muerte prematura, sabemos relativamente menos acerca de los factores psicosociales positivos que pueden promover el envejecimiento saludable. Este estudio tiene una gran relevancia para la salud pública porque sugiere que el optimismo es uno de esos activos psicosociales que tiene el potencial de extender la esperanza de vida humana. Curiosamente, el optimismo puede modificarse usando técnicas o terapias relativamente simples«.
Por lo que se deduce, el optimismo no solo sirve para una vida saludable sino también para obligar a la muerte a que retrase su llegada el mayor tiempo posible. Tendremos que permanecer atentos a nuevos resultados del estudio, aún activo, y a todas las investigaciones que puedan surgir sobre el tema.