El hombre tiene una inclinación irresistible a preguntarse por sus orígenes. Todas las culturas han elaborado explicaciones, de carácter mítico o racional, acerca del origen de la especie humana. Igualmente, todos los grupos nacionales, profesionales, ideológicos, etc., sienten la necesidad de explicar el origen de su país, profesión o secta.
Una de esas preguntas, cuyo interés desborda los límites de la profesión médica, es la relativa a los orígenes de la enfermedad. Como las demás, puede contestarse de tres modos fundamentales: en forma de mitos, mediante la especulación más o menos ingeniosa pero sin fundamento objetivo, y con los métodos propios de la ciencia.
La paleopatología
El estudio científico de los orígenes de la enfermedad ha comenzado hace poco más de medio siglo, gracias a la constitución de la paleopatología. El objetivo de esta disciplina es investigar las huellas que la enfermedad ha dejado en los restos de los seres vivos, entre ellos el hombre. Utiliza unos métodos extraordinariamente desarrollados, aprovechando los más variados recursos de la medicina y de las ciencias biológicas.
Su aspecto más destacado es el estudio de las alteraciones anatómicas producidas por las enfermedades, examinándolas a simple vista, con el microscopio óptico y con el electrónico, y mediante una serie de técnicas basadas en los rayos X. También tienen gran importancia el examen bactereológico de todo tipo de microorganismos, el análisis químico de venenos y de otras sustancias existentes en los seres vivos sanos y enfermos, etc.
Se aplican estos métodos a restos de las primeras formas vivientes hace quinientos millones de años, de plantas y animales de todas las eras geológicas, de homínidos y, por último, de seres humanos, desde la prehistoria a los tiempos modernos. Dichos restos suelen estar fosilizados o limitarse a las partes orgánicas más resistentes como, por ejemplo, el esqueleto de los vertebrados. Menos frecuente es que se conserven las partes blandas, cosa que solamente sucede en condiciones especiales de sequedad, frío, etc., o porque se embalsamó el cadáver.
Enfermedades y vida
El resultado de las investigaciones paleopatológicas que en este lugar más importa destacar es la demostración de que la enfermedad ha aparecido simultáneamente con la vida en todos sus niveles a partir de los más elementales. En moluscos fosilizados que vivieron hace trescientos cincuenta millones de años se han comprobado ya, por ejemplo, lesiones anatómicas y parásitos. En lo que respecta al hombre, la paleopatología nos enfrenta con el hecho de que la enfermedad ha sido siempre un fenómeno inseparable de su vida, frente a los mitos de una «edad de oro» libre de dolencias.
El fémur del primer ejemplar conocido de pitecántropo, que vivió hace unos quinientos mil años y fue descubierto en 1891, presenta una tumoración que es todo un símbolo. Todavía más atrás, en los restos dentarios de australopitecos, homínidos que vivieron hace millón y medio de años, aparecen trastornos morbosos como caries y desarrollo defectuoso del esmalte.
El Homo Sapiens y la enfermedad
En nuestra propia especie Homo Sapiens, las huellas de la enfermedad se presentan a partir de subespecies fósiles como el hombre de Neanderthal y el de Rhodesia. Entre las culturas históricas más antiguas, la mejor estudiada por los paleopatólogos ha sido la del Egipto de los faraones.
La investigación de más de treinta mil momias ha permitido comprobar la presencia entre su población de una amplia serie de alteraciones hereditarias, inflamaciones y deformidades, tumores malignos y benignos, procesos degenerativos, enfermedades infecciosas, etc.
Enfermedades propias de la civilización
Otros resultados de la paleopatologia son de carácter más concreto. Como muestra, bastará anotar los relativos a enfermedades que a menudo se consideran «propias de la civilización» o «específicamente humanas», entre las que se encuentra la artritis crónica y la gota.
Todas las especulaciones médicas y sociales en torno al tema quedan un tanto en ridículo cuando se sabe que los dinosaurios, hace doscientos millones de años, o el oso de las cavernas, hace cincuenta mil, padecían a menudo dichas afecciones.
La evolución de las enfermedades
La paleopatología ofrece también estudios acerca de la evolución de determinadas enfermedades a lo largo de milenios. Algunos se basan en series de datos muy amplias, como la utilizada por el historiador danés de la medicina Vilhelm Moller-Christensen en su trabajo sobre la lepra, para el gue ha examinado restos óseos de veinte mil seres humanos procedentes de los cinco continentes y de períodos comprendidos entre el sexto milenio anterior a nuestra era y el siglo pasado.
Conclusión
Estas investigaciones están aportando conocimientos que no podían proporcionar testimonios indirectos sobre la historia de las enfermedades contenidos en textos, documentos o representaciones artísticas. Por ejemplo, han demostrado que las enfermedades causadas por microbios adoptan formas distintas a consecuencia de los cambios que, en la relación entre los gérmenes y el cuerpo humano, producen diferentes condiciones ambientales. Ello ha contribuido a explicar cuestiones como la distribución geográfica de la sífilis y otras dolencias causadas por treponemas, o las varias maneras que tiene nuestro organismo de reaccionar ante la tuberculosis.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – La Medicina en la historia Publicado en el año 1981
Autor: José María López Piñero