El hombre ha estado y está inexorablemente ligado al Universo conocido del que, en ocasiones, ha pretendido convertirse en rector. Para ello, tenía que vencerle, desentrañar todos los secretos que esconde, e intentar usarlos en provecho propio. Este es sin duda el origen de la Ciencia, el arma que el hombre precisa para conocer la Naturaleza y así poder utilizar sus inmensos recursos.
La historia de la Ciencia, tan antigua como el mismo hombre, ha pasado sin embargo por etapas muy diferentes. En principio, el hombre simplemente observaba lo que existía a su alrededor con el objeto de utilizarlo lo mejor posible. Más tarde su ansia de conocer no estuvo ya influida de un modo tan directo por la aplicación inmediata: el hombre observaba y estudiaba su entorno sin perseguir de una forma tan clara la posible aplicación, si bien ésta llegaba más pronto o más tarde.
Los intereses del hombre sobre el Universo
Pasado el tiempo, los misterios de todo aquello que le rodeaba fueron desapareciendo, y su interés se volcó en otras cosas que ya no eran tan evidentes y cotidianas: primeramente, en lo muy alejado, como las estrellas y los planetas, y, más tarde, en aquello que no podía observarse a simple vista, es decir, al mundo de lo infinitamente pequeño.
En estos casos, el hombre ya no estaba seguro de la posible aplicación de lo que descubría, ya que su única ansia era saber. Sin embargo, este nuevo acerbo de descubrimientos encontraba siempre al final una aplicación que hacía la vida del hombre cada vez más cómoda y más sencilla.
Investigación atómica
Este podría ser el caso de la investigación atómica. El átomo aparece por primera vez en la historia de la ciencia como algo abstracto, casi como un artilugio destinado a hacer cierta una teoría, pero, poco a poco, este ente que en principio parecía más una invención teórica que una realidad, comienza a tomar cuerpo y a transformarse en centro de atención de todos los científicos.
Nadie en principio piensa en el futuro aprovechamiento del átomo, y así, su existencia no sale del marco de los laboratorios donde físicos y químicos intentan desentrañar la naturaleza y la estructura de este diminuto descubrimiento, pero, conforme se va sabiendo más y más de la estructura atómica, se van intuyendo aplicaciones y posibilidades desconocidas hasta ese momento, lo que hace que el átomo abandone los laboratorios para pasar al gran público, quien comienza a conocer y aprovechar el fruto de la labor que los científicos habían realizado.
Las primeras aplicaciones que se hacen del átomo y de la energía que éste encierra, asustan sin embargo al gran público que se pregunta si los científicos no habrán descubierto esta vez algo monstruoso capaz de acabar con todos nosotros en vez de servirnos de ayuda, y así, todo lo que se refiere al átomo se rodea de un temor reverencial que degenera a veces en un ataque irracional contra todo lo atómico.
Este temor, sin embargo, como tantos otros, proviene en gran parte del desconocimiento: el temor que nos causa lo desconocido se desvanece la mayor parte de las veces cuando somos capaces de interpretar cómo y porqué suceden las cosas.
A tener en cuenta
En el análisis del átomo hay que tener en cuenta los problemas más importantes que planteó desde el momento de su descubrimiento, de la naturaleza, efectos y aplicaciones de la radiactividad, de la energía encerrada en el átomo, y de la aplicación de ésta en uno de los más controvertidos temas desde hace tiempo: las centrales nucleares.
La existencia de esta controversia ha obligado a que su estudio se presente de la forma más objetiva y desapasionada posible: no se debe intentar entrar en la polémica, sino que simplemente se debe proporcionar el mayor grado de información posible desde un punto de vista totalmente científico sobre un tema que consideramos importante, ya que creemos que solamente una información veraz y completa contribuirá a acabar con una polémica que quizá dure ya demasiado.
Sin embargo, como tampoco parece justo ocultar una opinión, pensamos que, como ha sucedido con tantos otros descubrimientos científicos, el átomo y su energía es algo que la Naturaleza ha puesto en manos del hombre y que hoy, gracias al trabajo de innumerables científicos, está a nuestra disposición. Si el uso que hacemos de este descubrimiento es bueno o malo, la culpa no se puede achacar ni al átomo en sí, ni a los científicos que lo descubrieron, sino a los hombres que lo emplean.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – La energía del átomo. Publicado en el año 1981
Autores: Manuel Acero e Ildefonso Irún