Creo que un buen anuncio, estático o dinámico, puede atraer al consumidor. A todos nos seduce lo original, lo que es fruto de la imaginación, resultado de una intensa capacidad creativa. No importa el grupo en el que se encuadre el producto o la empresa que lo sustenta, todo vale. Si el anuncio, como en el caso que nos atañe, se encuentra fijo sobre una pared, el boca a boca puede servir para que otras personas acudan al lugar y disfruten de la oferta.
En la imagen está clara la razón de ser del mensaje. Todos nos dejamos llevar por las dos palabras que destacan sobre el resto, pero no siempre la primera impresión es la adecuada. Si leemos el anuncio completo, descubriremos que la realidad no tiene nada que ver con lo que creemos. No tiene mucho sentido que un taller de mantenimiento y reparación del automóvil ofrezca Sexo gratis. Pero estoy seguro que muchos curiosos traspasarán la puerta con el fin de averiguar lo que tienen que hacer para conseguirlo.
Es siempre recomendable leer los mensajes completos, si no lo hacemos, nos llevaremos, en muchos casos, una sorpresa. Así, en este anuncio de marketing efectivo, definido por un tópico mensaje subliminal, se esconde la realidad: «Por la compra de 4 neumáticos sea cual sea tu SEXO llévate GRATIS el cambio de aceite». ¿Está claro?
Aunque algunos dirán que no tiene mucho que ver con lo tratado, pero opino que existe una cierta relación. En ocasiones es necesario llamar la atención de las personas que visitan un negocio, sea del tipo que sea, desde un supermercado a una librería o a un bar, para ello existen diferentes métodos. Recuerdo que en uno de estos, me refiero a un bar, el propietario escribía todos los avisos con notables faltas de ortografía. Cuando le llamábamos la atención por los disparates, se reía y nos decía. «Si los escribo sin faltas, nadie los lee». Y tenía razón, todos nos reíamos y hacíamos chistes con los originales letreros de La Bodeguilla, y Vicente conseguía así llamar nuestra atención sobre lo que él quería.