No es algo nuevo, los vemos siempre unidos a su teléfono móvil en todas partes, en la calle, en el parque, en casa, en la cafetería y hasta en la playa. En Francia ya se prohibió, hace cerca de cuatro años, que los menores de quince años utilicen su móvil en el centro educativo y, aunque hay detractores de la medida, son muchos los que la defienden, y que la piden para ser aplicada en su país. En España está activa la solicitud, con defensores y detractores.
Según un estudio de Common Sense Media realizado en 2018 en Estados Unidos se ha deducido que las redes sociales dominan el ser y el estar de los adolescentes. Y los teléfonos móviles son los dispositivos más utilizados para ello, no hay ninguna duda. Así, se sabe que el 70% de los adolescentes estadounidenses acceden a Facebook, Instagram, Snapchat, Twitter, y similares varias veces al día. Y no solo eso, aunque no está reflejado en la investigación, es evidente que, cuando no están conectados, tienen su mente centrada en lo que han publicado y han leído en las redes sociales.
¿Quiénes tienen la culpa?
Los adolescentes no se consideran los únicos culpables de este fenómeno. Culpan a las compañías tecnológicas, que se encuentran detrás de estas redes, de que están manipulándolos, animándolos a que permanezcan enganchados el mayor tiempo posible con el fin de hacerles diferentes propuestas relacionadas con el consumo.
Lo que sí hay que tomar en consideración es que no es lo mismo el «enganche» que la «adicción». Y esta última se ha incrementado en un 4% desde el año 2012 al 2018, pasando del 20% al 24%.
No todo es negativo
Está claro que no todo lo que proporcionan las redes sociales es negativo, pero son muchos los adolescentes que afirman que es mayor su impacto negativo que sus valores positivos. También, un 40% dicen que las redes sociales les ayudan a conseguir amigos y a organizar reuniones, necesarias para hacer su vida más positiva.
Algo que así mismo hay que tomar en consideración es que hay adolescentes que padecen depresión y que las redes sociales les ayudan en su lucha para vencerla. Gracias a ellas perderán el aislamiento, al que son propensos.
En la encuesta efectuada en el estudio un 40% de los adolescentes indicaron que tal vez fuese mejor volver al estado anterior a la utilización de las susodichas redes sociales. Consideran que, a pesar de que tienen algunos valores positivos, es mejor renunciar a ellos y volver al estado existente antes de que viesen la luz dichas redes.
