Reconozco que paso unas cuantas horas diarias sentado delante del ordenador. Si no fuese así, ¿cómo podría escribir los tres o cuatro artículos, a veces menos, que publico cada día? El proceso necesita su tiempo. Hay que idear el tema, localizar información sobre el mismo en la mayoría de los casos (recurriendo casi siempre a Internet), pergeñar la estructura y construir las frases con la ayuda de la palabra. Creo que me entendéis, que la Web es la fuente de la que más bebo en estos tiempos, en los que como indico en mi perfil, trato de dominar el tiempo para que no me esclavice.
La playa
Me gusta la playa, la arena y el sol, con las gotas de agua salpicando mi piel. Me gusta andar por la playa, permitir a la húmeda arena que se pegue a mis pies, que se confunda entre los dedos, después de haberme dejarme llevar por las olas. Tras ver la foto que os ofrezco podemos deducir que al que aparece en ella le pasa lo mismo que a mi (y supongo que a muchos de vosotros). Él es incapaz de soportar la ausencia de la textura de la arena sobre su piel.
Con la arena entre los pies
Aún estamos en invierno, pero no importa, él se pasa todo el año navegando con la arena entre los pies. La mayor parte de su cuerpo y de su mente navegan por Internet, pero los dedos se refocilan entre la sílice. ¡Para disfrutar! Se ha traído la playa a casa, al salón… Aunque en estos momentos estoy en Lugo, observando como el frío acecha y la lluvia cae mojando todo lo que alcanza, aprovecharé cualquier momento para ir a Foz, pasear al lado del mar entre A Rapadoira y Llas por encima de acantilados de notable hermosura, tomar algún que otro vino acompañado de amigos y conocidos, y respirar el aire puro que invade toda la Mariña Lucense, entre otras placenteras acciones.
Puedes ver la fotografía que me ha servido para escribir este artículo y otra más en la web de Justin Kemp.