En el año 1902 se diagnosticó por primera vez el trastorno conocido como hiperactividad, una alteración de la conducta que afectaba y afecta a algunos niños (y también a adultos). Los niños hiperactivos presentan un problema que afecta, no sólo a ellos, sino también a las personas con las que conviven.
Los que padecen la hiperactividad desarrollan una gran actividad motora, moviéndose sin parar, sin un propósito definido. No son capaces de centrarse en una determinada tarea, al poco de iniciarla pasan a otra, sin fijarse ni recordar lo que estaban haciendo.
Nunca son capaces de finalizar lo que iniciaron. Esta actividad exacerbada se incrementa cuando los niños se encuentran en presencia de otras personas, sobre todo si éstas son desconocidas para ellos. Cuando están solos se tranquilizan, pudiendo llegar a un cierto estado de relajación.
La hiperactividad y el tratamiento
Los niños que padecen déficit de atención e hiperactividad son, en la mayoría de los casos, cuando están diagnosticados, sometidos a un tratamiento en el que son fundamentales determinados medicamentos, como el Ritalin.
Un grupo de científicos de la Universidad de Nottingham, en el Reino Unido, llevaron a cabo, hace ya bastante tiempo, una serie de experiencias en las que se midió la actividad cerebral en niños con TDAH. Se hicieron electroencefalogramas mientras los chavales se entretenían con vídeo juegos.
Jugando
Se ideó un juego que trataba de examinar las habilidades de varios niños, con TDAH y sin ella, para vencer conductas impulsivas a través de un sistema de premios y castigos. La evaluación de los niños hiperactivos se hizo con grupos sometidos a medicación y con otros sin medicar. Los resultados fueron similares, los premios o incentivos de conducta producían casi los mismos resultados que los medicamentos.
Dificultades en la aplicación del sistema
El problema surge a la hora de aplicar este sistema por parte de padres y profesores, ya que en muchas ocasiones les resultará muy difícil ejecutar esas retribuciones en el instante justo.
En el momento en el que se arbitren métodos de actuación para gestionar los premios, los niños con problemas de atención, con acciones impulsivas incontroladas y aparentemente sin sentido, recibirán una interesante dosis de tranquilidad como sustituta del Ritalin y medicamentos similares.
Aunque, según las primeras conclusiones, explicadas por la doctora Madeleine Groom y el profesor Chris Hollis, directora del estudio e investigador principal respectivamente, se deben combinar los medicamentos estimulantes y las estrategias conductuales.
A pesar de que, tal como he indicado, ya ha un notable periodo de tiempo desde la realización del estudio, no se han efectuado nuevos experimentos en este terreno. Por ello he publicado de nuevo este artículo.
Información
He encontrado la información para escribir esta publicación en Elsevier.