Son unos cuantos los que desconocen o dudan de la existencia de la telepatía, pero ello no implica que no esté ahí, eso sí, oculta e inoperante para la mayoría. Los tiempos cambian, para unos evolucionan y para otros justo lo contrario, según la visión subjetiva de cada uno.
Actualmente observamos cada día en nuestro país, España, el descubrimiento de nuevos fraudes cometidos por personas muy conocidas, algo que hasta no hace mucho permanecía oculto. Nos sorprendemos también con dimisiones, inesperadas por lo inusual, motivadas por hechos inesperados. Y así una inmensa lista de acontecimientos, muy difícil de enumerar aquí. En esa misma dirección, la telepatía está siendo sustituida por el WhatsApp.
Telepatía
Sabemos que la telepatía se ocupa de transmitir pensamientos y hasta estados de ánimo entre personas a través de la mente sin que entre en acción ninguno de los cinco sentidos. Su actividad se incluye dentro de lo extrasensorial.
La clarividencia y la precognición son algunos de los fenómenos paranormales en los que se cifra la telepatía. A pesar de que son muchos los defensores de este fenómeno, de que hay un gran número de personas que defienden su existencia, la comunidad científica no la aprueba.
Los hombres de ciencia defienden que, a pesar de que el cerebro rezuma energía, no es capaz de transmitir información a través de estos conductos, los que propugna la telepatía, conexiones que no utilizan elementos físicos.
Y ahí está WhatsApp
WhatsApp es una de las aplicaciones que está marcando, ya ha marcado, un antes y un después en el terreno de las comunicaciones. Con ella, los poseedores de dispositivos móviles pueden mantenerse en contacto a través de Internet, enviándose mensajes, fotografías o vídeos. Todo ello en tiempo real.
Cualquier persona puede recibir información de lo que está viviendo un amigo, un familiar o un conocido en tiempo real, sin importar la distancia. La comunicación puede ser interpersonal o conformada en grupos. Algunos jóvenes (y no tan jóvenes) no podrían renunciar a la utilización del WhatsApp, les supondría un trauma de alto alcance.
Una clara muestra de la anterior afirmación la tenemos en el mensaje, en tono jocoso pero no por ello certero, escrito por un joven en Twitter: «Fui al servicio (entiéndase retrete) y me olvidé el móvil. Fueron los cinco peores minutos de mi vida».
Si no hay telepatía, hay WhatsApp
Si la telepatía ofrece dudas, si no podemos saber si nuestros pensamientos son captados por el posible receptor, tendremos que desechar su productividad y decantarnos por el WhatsApp, que solo falla cuando se rompen las conexiones o los dispositivos móviles agotan la batería.
Los avances tecnológicos sirven, en multitud de casos, para darle la razón a los hombres de ciencia. Ahora no podrán negar la existencia de un sistema de comunicación instantánea en el que el cerebro juega también un importante papel, ya que la elaboración y la captación de mensajes requiere de su participación. La telepatía se ha rendido ante el WhatsApp.