Son muchas las personas que viven subyugadas por su teléfono móvil. No importa la edad que tengan, ocurre con adultos, con jóvenes y adolescentes, y hasta con niños. En la calle, en la cafetería y hasta en el centro educativo, vemos como éstos solo atienden a lo que aparece en la pantalla del dispositivo, sin importarles nada de lo que les rodea. Es un mal típico de los tiempos actuales, se conoce como nomophobia.
Los que corren más riesgos a la hora de utilizar los smartphones son los menores, los niños y niñas que aún no han llegado a los 18 años. Los padres deben tomar medidas con el fin de evitar disgustos. A pesar de que lo mejor es (o sería) no navegar por las redes sociales o utilizar programas de mensajería, esto no es así.
Existen unas cuantas aplicaciones que sirven para compartir fotos y vídeos. Muchos adolescentes y preadolescentes utilizan cada día una gran cantidad de tiempo en utilizar estas aplicaciones instaladas en su teléfono. Estos niños tienen que saber que deben seguir en la red las mismas normas que siguen en su vida familiar.
Los padres deben enseñarles a sus hijos esas normas y hacer todo lo posible para que las cumplan. Indicarles que nunca deben publicar fotos y vídeos que entrañen riesgos, que sirvan para que algunas personas las utilicen con fines delictivos. Tampoco deben fiarse de todos los que les solicitan amistad, ya que la imagen virtual de una persona no tiene, en un respetable número de ocasiones, nada que ver con la persona que está tras ella.
Lo que los hijos deben respetar
Los padres deben indicar a sus hijos lo que ponemos a continuación, y hacer todo lo posible para que estas normas se cumplan:
- En Internet muchas personas no son lo que dicen ser. No se puede ceder la intimidad a todos los que la solicitan.
- Nunca se deben publicar imágenes, vídeos o comentarios hirientes, que sean dañinos y estropeen la reputación del que los publica.
- Los mensajes de grupo solo se deben enviar a las personas conocidas, nunca deben ser accesibles a cualquiera.
- Nunca se deben transmitir datos personales y familiares: domicilio, número de teléfono, o información financiera, entre otros.
- Nunca se debe hablar de temas relacionados con el sexo con extraños.
- Hay que configurar perfectamente la privacidad con el fin de evitar el asalto a los datos personales.
Conclusión
Lo ideal, la mejor solución, es que nunca un menor de edad pueda disponer de un teléfono móvil con el fin de acceder libremente a los servicios indicados, pero, como sabemos que esto no es factible en la mayoría de los casos, como padres debemos cuidar a nuestros hijos y evitar disgustos innecesarios.
No hay dudas al respecto, los teléfonos móviles entrañan notables problemas a los niños. De ahí el sentido de que los responsables de los menores arbitren todas las posibles soluciones para soslayar estos males. No basta con conocerlos, hay que actuar para evitarlos.