Se trata de un medicamento que actúa como si se tratase de una droga, ya que no elimina el cáncer sino que paraliza sus acciones. Actúa impidiendo la propagación de la enfermedad, haciendo que las células queden dormidas. Lo hace, además, sin afectar para nada a las células sanas.
La investigación, llevada a cabo en Melbourne (Australia), ha sido dirigida por el Profesor Asociado Tim Thomas y la Profesora Asociada Anne Voss del Instituto Walter and Eliza Hall, el Profesor Jonathan Baell del Instituto de Ciencias Farmacéuticas Monash y el Dr. Brendon Monahan de Cancer Therapeutics CRC. El medicamento resultante de los experimentos llevados a cabo se ocupa de inhibir dos tipos de proteínas, las denominadas KAT6A y KAT6B. Las dos actúan produciendo tumores y se consideran como activos motores de crecimiento en las células cancerosas.
Los investigadores, al inhibir la producción de ambas proteínas, consiguieron que la esperanza de vida de animales afectados por linfoma se cuadriplique. De esta forma se paralizan las acciones de uno de los cánceres más peligrosos. Los ensayos realizados en laboratorios también han mostrado resultados positivos.
A tener en cuenta
Algo a tener en cuenta es que el tratamiento no destruye las células cancerosas. Lo que hace es desactivarlas, impidiendo que la enfermedad se propague. Respecto a ello el profesor asociado Thomas ha dicho lo siguiente: «Esta nueva clase de medicamentos contra el cáncer fue efectiva para prevenir el avance del cáncer en nuestros modelos preclínicos de cáncer. Estamos muy entusiasmados con el potencial que tienen como un arma completamente nueva para combatir el cáncer. El compuesto fue bien tolerado en nuestros modelos preclínicos y es muy potente contra las células tumorales, mientras que parece no afectar negativamente a las células sanas«.
Lo anterior es muy significativo, ya que como se sabe, hasta ahora, los tratamientos contra el cáncer tienen siempre efectos secundarios, ya que dañan a muchas células sanas. Estos tratamientos, los utilizados en estos momentos, actúan contra el ADN de las células cancerosas, pero son muy difíciles de aplicar. Ello provoca que dañen a muchas células sanas.
El último paso
Ahora solo queda aplicar los descubrimientos en seres humanos. Habrá que seguir efectuando análisis y pruebas clínicas con el fin de poner en escena el medicamento para ser utilizado con personas enfermas de cáncer.
Fuente: Medical Xpress