Aunque no sea mi intención hacer propaganda del restaurante, la verdad es que tengo que afirmar que se come muy bien y a buen precio.
Como en la ocasión anterior, fuimos a comer los cuatro matrimonios amigos. A la hora de pagar le propuse a Federico un desafío. Le formularía una pregunta sobre algún suceso futuro. Él tendría que responder sí o no. Si acertaba, yo pagaba la comida de todos, si no acertaba, la pagaba él. Federico, como buen jugador, aceptó.
¿Sabéis que pregunta le formulé para obligarle a pagar?
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Solución
Los que no sean capaces de resolver el problema o quieran comprobar si su solución es válida, pueden leer lo que viene a continuación:
Le dije: «¿Vas a responder que no a mi pregunta?«
Si Federico responde SÍ, no acertará ya que no respondió NO.
Si responde NO, el resultado corresponde con lo que planteo en la pregunta pero no le valdrá ya que el acierto implica responder SÍ.
Federico, a pesar del empacho de contradicción que le produjo mi pregunta, pagó con gusto la comida de los ocho. ¡Es todo un caballero!