El farmacéutico, al mes siguiente, recibió otros diez frascos de píldoras. Alfred estaba tranquilo. No se iba a cometer el mismo error dos veces. Pero… sonó el teléfono. Era del laboratorio. ¿Cuál es el problema? En el envío se había cometido un error mucho más grave: había frascos en los que las pastillas pesaban 10 mg más que las normales, eran pastillas muy peligrosas, pero lo más grave era que no se sabía cuantos eran los frascos con sobredosis.
Alfred, en una acto de desesperación, se sentó vencido: tendría que pesar todas las pastillas, una a una. Ana le dijo: «Jefe, no es necesario. Este caso lo podremos resolver también con una sola pesada».
¿Cómo hicieron manceba y farmacéutico?
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