Es inevitable, los hombres (y también las mujeres) somos peludos por naturaleza. A nosotros, a partir de la adolescencia, nos empieza a salir vello en muchos lugares de nuestro cuerpo. Los niños (pre-jóvenes) descubren que un incipiente bigote empieza a dibujarse sobre el labio superior. Algunos rebuscan entre los muebles del cuarto de baño hasta encontrar la maquina o maquinilla de afeitar de su padre o de su hermano mayor. No lo pueden soportar, se encuentran horribles, aunque la piel se tiña de rojo. Es el principio del fin, el inicio del diario y eterno afeitado. (Sabemos que algunos no quieren someterse al castigo y prefieren dejarse barba).
La acumulación de largos pelos en orejas y conducto auditivo externo, entra dentro del esperpento. No tiene mucho sentido dejar que éstos crezcan sin control, haciendo que su portador se parezca más a uno de nuestros ancestros que a un hombre actual, aunque el protagonista de la hazaña lo haga para conseguir un Record Guinness. ¡Vaya honor! Mas bien diríamos, ¡vaya estupidez! Todo por conseguir un documento que acredite su hazaña.
La imagen que aportamos la hemos obtenido de ese enorme almacén llamado Daily Picks and Flicks.