He de confesarlo, no soy de los que recibe habitualmente picaduras de mosquitos. ¿Por qué a mi me ocurre así y a otras personas no? Aunque existen diferentes teorías al respecto, muchas basadas en informaciones no muy veraces, hay también estudios respecto al tema que tratan de explicar en que basan estos insectos sus hábitos de selección.
Existen más de tres mil especies de mosquitos, pero son muy pocas las que se especializan en picar a seres humanos. Algo que está claro es que muchos de los mosquitos pican, mejor que muerden, cuando quieren y a quien quieren, sin fijarse en el receptor de la picadura. Entre las diferentes especies hay dos, la Aedes aegypti y Anopheles gambiae, que fijan sus picaduras en humanos y, como consecuencia, son transmisores de enfermedades. Así, los de la familia Aedes aegypti producen la transmisión del dengue y del zica, y los Anopheles gambiae son los causantes de la malaria.
Todas las especies de mosquitos utilizan el dióxido de carbono como un indicador de que hay una víctima de sus picaduras en las proximidades. Lo que está claro es que el dióxido de carbono no se puede considerar como un indicador eficiente para delimitar las acciones de los mosquitos. Como sabemos, se trata del gas emitido en la respiración humana y de otros animales, así como un compuesto típico del proceso fotosintético de las plantas y de las emisiones de las combustiones. Lo que si que es evidente es que el CO₂ conforma el olor humano, pero no es el único, también hay otros compuestos, como el amoníaco, algunos ácidos carboxílicos, acetona y sulcatona.
Visto lo anterior podemos llegar a la conclusión de que la elección de un mosquito viene motivada por la microbiota de la piel de las personas. Esta microbiota está fundamentalmente constituida por bacterias y hongos. Ellos viven en la piel, en los poros y en los folículos pilosos. La combinación de olores que emiten en forma de compuestos orgánicos volátiles es el factor crítico para decirles a los mosquitos lo sabrosos que podemos ser.
Está demostrado que esta composición microbiótica no se trasmite de una persona a otra, aunque estén en contacto. Por ello, los mosquitos seleccionan a las personas que satisfacen sus gustos, en función de los microorganismos que se alojan en su piel. Ellos son capaces de averiguar, gracias a su potente sistema de detección de olores y sabores, lo que satisface sus necesidades y, como consecuencia de ello, pican a una persona y no otra, a pesar de que la primera esté al lado de la segunda.
Lo que no se sabe es porque los mosquitos emplean este sistema de selección, porque recurren a la composición bacteriana de la piel para picar y alimentarse. Si lo supiésemos, tal vez podríamos variar dicha composición y así evitar las picaduras.
Fuente: PHYS.ORG