Seguro que te ha ocurrido en más de una ocasión. Pones tu cerebro a trabajar en la búsqueda de recuerdos, de cosas que ocurrieron hace poco o mucho tiempo, y en el grupo aparecen algunos que nunca sucedieron. ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué nuestro cerebro «recuerda» cosas que nunca sucedieron?
Está claro que nuestra memoria está plagada de imperfecciones. Cuando intentamos averiguar algo que nos ocurrió hace algún tiempo aparecen sombras, espacios oscuros que invalidan los recuerdos. En cambio, en más de una ocasión, se dibujan en nuestra mente hechos que nunca hemos vivido, lo que los expertos denominan memoria falsa.
Los husos de sueño
¿De dónde vienen los recuerdos falsos? Son varios los estudios que inciden en que muchos de nuestros recuerdos se activan cuando soñamos, cuando tumbados en la cama o en el sillón nos disponemos a descansar. En una investigación relativamente reciente se atribuyen estos acontecimientos a lo que se denomina como husos de sueño.
Los denominados husos de sueño son ráfagas rápidas de actividad cerebral que se producen cuando estamos durmiendo. Se dan en una de las etapas del sueño más ligeras, de menos intensidad, en la que la frecuencia cardíaca es más lenta y apenas existe movimiento ocular.
Estudio sobre la actividad cerebral
Para llegar a la conclusión de que los husos de sueño son los creadores de los recuerdos falsos, los investigadores utilizaron a 32 estudiantes universitarios que habían descansado bien, que no estaban agotados. Se les mostró una serie de palabras relacionadas todas con un mismo tema antes de someterlos a una polisomnografía, una prueba destinada a monitorear la actividad cerebral durante el sueño. Se crearon dos grupos: uno en el que los estudiantes durmieron la siesta y otro en el que permanecieron despiertos. Cada uno de los del primer grupo se puso a descansar en una cama, en habitaciones independientes. Los del segundo grupo examinaron un documental sobre la Naturaleza o una caricatura de Mr. Bean. El dispositivo de polisomnogafría comprobó que los estudiantes sometidos a la prueba estaban durmiendo y no simplemente tumbados en la cama.
En la fase siguiente, a cada grupo se les mostró nuevamente una serie de palabras y se les preguntó si las habían visto antes. Algunas de esas palabras se habían incluido en la primera fase y otras no. En el grupo se incluyeron también palabras relacionadas con algunas de la primera fase.
Conclusiones
Los estudiantes que durmieron la siesta fueron los que, con mayor intensidad, dijeron que habían visto las palabras «señuelo» antes, creando falsos recuerdos. Basándose en ello, los investigadores intentaron también averiguar que parte del cerebro era más crédulo. Para ello colocaron las palabras en una pantalla, unas a la derecha y otras a la izquierda, dispuestas de forma que un solo hemisferio cerebral pudiese ver cada grupo a la vez.
Se descubrió que el hemisferio derecho de los que se sometieron a la siesta tenía un mayor número de husos durante el sueño. Era más sensible a las palabras «señuelo» o a los recuerdos falsos que el hemisferio izquierdo. Aunque habrá que seguir investigando para saber si esto es así, hasta ahora los resultados no sirven para dictar una solución definitiva.
Fuente: Live Science