Durante estos meses en los que entramos ya de lleno en el invierno, la factura de la luz suele ser más elevada que en otras épocas con temperaturas más agradables. Tenemos que invertir mucha electricidad en calentar la casa para que podamos vivir con comodidad.
Sin embargo, a veces tenemos una mala sensación cuando miramos la factura. ¿Por qué pago mucho de luz y no estoy en casa? ¿A qué se puede deber? Seguramente se hayan unido los dos elementos más temidos de cualquier usuario: electrodomésticos ineficientes y tarifas desactualizadas.
La eficiencia de los electrodomésticos
Si pasamos poco tiempo en casa y el consumo es muy elevado, normalmente el problema estará en que no contamos con electrodomésticos lo suficientemente eficientes. Para conocer la eficiencia energética de un electrodoméstico solo hay que mirar la etiqueta energética.
Los electrodomésticos más avanzados se etiquetan de la siguiente manera:
- A: significa que consumen menos del 55 % de la energía media de esos electrodomésticos. Es la clasificación más eficiente y tiene un color verde oscuro
- B: consumen entre el 55 y el 75 % de la media de su tipo de electrodoméstico, que también es un valor bastante bajo. Su color es el verde.
- C: Engloba a los últimos electrodomésticos que están claramente por debajo de la media, hasta un 90 %. Su color es el verde claro.
- D: Aquí encontramos los que tienen un consumo moderado, aunque son ligeramente más eficientes que el resto. Llega hasta los electrodomésticos que se encuentran exactamente en la media (100 %) y su color es el amarillo.
- E: de color naranja, aparecen en los primeros electrodomésticos que podríamos llamar ineficientes, aunque por poco. Su consumo llega hasta el 110 %.
- F: Altamente ineficientes, estos electrodomésticos llegan a consumir hasta el 125 % de la media de los mismos aparatos de su tipo. El color de esta etiqueta es el naranja oscuro.
- G: marca aquellos electrodomésticos que están desactualizados o no están correctamente optimizados. Su consumo sobrepasa el 125 % del promedio. No se recomienda su uso ni compra, ya que tienen un gran impacto ambiental.
Por tanto, revisar las etiquetas energéticas de nuestros electrodomésticos nos puede ayudar a identificar cuáles son los que nos harían ahorrar en la factura de la luz si los cambiáramos. Empezamos por los que más consumen.
Frigorífico y congelador
Tanto la nevera como el congelador son los electrodomésticos a los que más atención debemos prestar. En este caso, no importa el tiempo que pasemos fuera de casa, ya que estos dispositivos están siempre encendidos y en funcionamiento. Se estima que un frigorífico puede consumir unos 662 kWh al año, mientras que un congelador en torno a 563 kWh al año.
Lavadora y secadora
La lavadora y la secadora son el dúo ideal para mantener tu ropa impecable, especialmente en invierno, cuando secar al aire libre puede ser todo un reto. Con la secadora, no necesitas depender del clima ni ocupar espacio en el tendedero, ya que puedes disfrutar de prendas secas y listas para usar en poco tiempo. Ambas ofrecen eficiencia y comodidad, con un consumo combinado de unos 500 kWh al año, una inversión en practicidad capaz de transformar tus rutinas y mejorar tu ahorro energético.
Lavavajillas
Aunque quizás solo hagamos una comida en casa, el lavavajillas es un aparato que nos permite ahorrar dinero simplemente por tenerlo. Lavar los platos en el lavavajillas supone un ahorro en el consumo de agua, lo que se traducirá en la factura correspondiente. En lo que respecta a la luz, el lavavajillas consume de media 246 kWh al año.
Otros electrodomésticos
Hay otros dispositivos que también consumen mucha electricidad, aunque al no pasar mucho tiempo en casa seguramente importe menos cuánto consume un horno o un televisor, ya que se utilizarán de forma más esporádica. De igual modo, también se pueden optar por tecnologías más avanzadas. Por ejemplo, el consumo de la placa de inducción es menor que el de otras placas y las bombillas inteligentes permiten regular la intensidad de la luz para tener siempre la iluminación adecuada.
El gasto silencioso
No se puede obviar que existe un tipo de consumo que se produce aunque no estemos en casa. Se trata del gasto silencioso o el consumo fantasma. Muchos aparatos necesitan una pequeña corriente eléctrica para poder reaccionar a las señales emitidas por mandos a distancia o paneles de control. Para evitar este gasto, es recomendable desconectar los aparatos electrónicos que no se vayan a usar.
Las tarifas más actualizadas
Además del consumo, la otra razón por la que puede que estemos pagando mucho por la factura de la luz es la tarifa que tengamos contratada. Si llevamos un tiempo sin revisar nuestro contrato de luz, seguramente estemos ante una tarifa que se ha quedado desfasada. El mercado eléctrico es muy competitivo y las comercializadoras eléctricas están constantemente cambiando sus tarifas de luz para tratar de conseguir nuevos clientes.
Una de las tarifas que quizás te interese más es aquella que divide el día en tramos horarios. Este tipo de tarifas ofrecen un precio fijo según la hora del día, lo que evita que tengamos que buscar la mejor hora para poner la lavadora hoy. Solo hay que encontrar la tarifa que ofrezca un precio reducido en la franja horaria en la que estamos en casa.
No obstante, si no podemos saber con seguridad en qué momento vamos a estar en casa porque, por ejemplo, nuestro trabajo tiene un horario por turnos, quizás pueda ser más interesante elegir una tarifa que ofrezca un solo precio fijo al día. Estas tarifas aportan la tranquilidad de poder poner en marcha los electrodomésticos en cualquier momento sin que la factura se dispare.
