De lo que es conocido, la ciencia intenta encontrar una descripción que permita anticipar los hechos y ponderarlos. El aparato usual para lograrlo es un modelo matemático. Aunque ese modelo matemático muchas veces permite prever la existencia de cosas antes no observadas, existe una tendencia incorrecta a confundir el modelo con la realidad misma. Pero no es lo mismo estrellarse en un simulador de vuelo que en un avión real con uno arriba.
Un ejemplo muy trillado es el de una masa puntual. En la física clásica, tanto relativista como no, los fenómenos son de tipo determinista y el espacio es infinitamente divisible. Casi todas las leyes de la mecánica están formuladas para un punto y el cálculo infinitesimal da resultados muy acordes con la realidad. Calcular con objetos puntuales es una ficción muy útil. Sin embargo, una descripción de este tipo no abarca toda la realidad conocida. Un objeto puntual tendría una densidad infinita, si el punto carece de dimensiones, o su valor sería un número finito pero enorme, si es un objeto muy pequeño.
¿Existe físicamente un punto geométrico? Yo diría que no. Un objeto sin dimensiones no tiene entidad física. La partícula atómica más pequeña sería infinitamente más grande que un punto geométrico. Me parece que los objetos matemáticos son más metafísicos que físicos, apenas ideas o arquetipos de cosas más burdas y tangibles. No hay ningún medio físico que permita determinar un punto con precisión matemática.
Numerosas veces el modelo matemático no es prejuicioso, quiero decir que quien lo plantea no tiene una intención manifiesta de mirar las cosas desde un punto de vista tendencioso. Otras veces sí se plantean las cosas para eliminar ciertas cuestiones que no son convenientes. Este sería el caso que paso a describir.
La teoría del big-bang describe un Universo en expansión. Pero ese Universo no crece dentro de algo, sino dentro de sí mismo. Técnicamente el crecimiento se describe mediante una transformación topológica que cambia la métrica del espacio. ¿Por qué así? Porque si dijéramos que se expande dentro de otra cosa, esa cosa no sería observable y escaparía a la ciencia, pues estaría fuera de nuestro Universo. Podría ser así, pero también es plausible que crezca dentro de algo. Tan solo que si se cumple esto último nos veríamos obligados a admitir que la ciencia tiene un límite del que no puede pasar. Por orgullo -y para que no les rebajen el sueldo- es mejor que crezca dentro de sí mismo.
Este tipo de cosas raramente se enseña y la mayoría de los científicos en formación no suelen reflexionar en ello hasta que comienzan a trabajar con la física una vez recibidos. Otros nunca.
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Seguimos trayendo aquí viejos escritos publicados en los Foros de Batiburrillo. El que acabas de leer pertenece al grupo. Su autor es Carlos Alberto Carcagno, residente en Argentina. Lo publicó en el mes de noviembre del año 2012.
