Nos cuesta reconocerlo. Está claro que cuando llegamos a una determinada edad queremos seguir haciendo lo mismo que hacíamos hasta ese momento y no podemos. Los años no perdonan.
Es evidente que no nos convertimos en inútiles pero tenemos que reconocer que hay ciertas cosas que, si nos decidimos a seguir haciéndolas, debemos utilizar la calma, tomarnos todo el tiempo del mundo e intensificar la atención para conseguirlo.
Los riesgos de conducir un vehículo
Conducir un coche tiene sus riesgos, sobre todo en los tiempos que estamos viviendo. La señora de la imagen es atrevida e intrépida, y el perro lo sabe pero no está de acuerdo. ¿Has observado la cara del pobrecillo animal? ¿Qué pensará? «¿En dónde me he metido yo? ¡Para, que me bajo!»- parece decir el can.
Aprovechamos lo anterior para hablar del atrevimiento, de lo que algunos hacen o se arriesgan a hacer sin estar preparados para ello. Lo vemos día a día, cuando paseamos por la calle, cuando compramos en la tienda, al leer los periódicos, o al ver y oír lo que nos cuentan en la televisión.
No solo se cometen imprudencias conduciendo un coche a velocidades excesivas o con el cuerpo cargado de alcohol y de otras sustancias nocivas, también nos vemos sorprendidos por el atrevimiento de los que gobiernan sin saber lo que hacen, de los profesionales que utilizan a otras personas como material de laboratorio para hacer sus experiencias, de los que hablan en programas de debate sin saber lo que dicen… Solo importa el dinero, aunque sabemos que no da la felicidad, por ser ésta solamente un estado momentáneo.
COVID-19 y la falta de respeto a las normas establecidas
¿Y que podemos decir de la pandemia que tenemos encima? A pesar de todas las advertencias, de que debemos cuidarnos y cuidar a los demás, son muchas y muchos los que no lo hacen. salen sin mascarilla a la calle, nos respetan las distancias, fuman aquí y allí, se unen con otras personas en grupos que superan lo recomendable, y mucho más…
Conclusión
Los humanos somos así de atrevidos, no analizamos los riesgos y nos aventuramos a hacer lo que no debíamos. No todos somos iguales, algunos son más arriesgados que otros y, para conseguir lo que pretenden, no dudan en saltarse las reglas establecidas. Por eso, los perros y los gatos, muestran su sorpresa cuando ven lo que nosotros hacemos. Aunque por ventura, no siempre es así.