Todo iba perfectamente, pero desde hace unos días venimos detectando problemas con la conexión a Internet. Las páginas web cargan más lentamente, los mensajes de correo no se envían ni se reciben en nuestro cliente como antes, y, si intentamos ver una película o un partido en alguna de las plataformas que tenemos contratadas, ya no digamos. ¿Qué podemos hacer?
Aunque no siempre existe una solución rápida y sencilla, lo normal es que podamos encontrarla en la mayoría de los casos, sólo hay que dar con ella. Lo primero que debemos hacer es comprobar si nuestra conexión a Internet funciona como debe. Para ello debemos recurrir a emplear un test de velocidad para examinarla.
Existen diferentes herramientas para medir la velocidad de conexión. Utiliza la que más te guste. Tras ver los resultados podremos saber si son o no las deseadas. Si vemos que no se cumplen los requisitos fijados en el contrato con el proveedor de servicios, tendremos que buscar las causas.
La culpa es del router
En nuestra casa tenemos el router situado en una habitación y el ordenador y demás dispositivos en otras. Los equipos se conectan a Internet a través de la WiFi. La situación del router es fundamental para que la conexión vaya fluida.
Para saberlo con certeza hay que acceder a la conexión de red dentro del ordenador o del dispositivo móvil y examinar el nivel de la señal. En el caso de que no sea la adecuada habrá que cambiar la ubicación del router, o pensar en adquirir un amplificador WiFi.
Saturación de la red
Una de las causas frecuentes de pérdida de velocidad de conexión se debe a que son varios los dispositivos que están accediendo a la misma conexión. Si además, en alguno de esos equipos se están viendo vídeos en streaming, el consumo de recursos es alto, lo que influye negativamente en la velocidad.
Una posible solución está en conectar el ordenador en el que se está disfrutando de los vídeos directamente al router, a través de una conexión Ethernet. También hay que comprobar si los servicios contratados no son suficientes para un consumo elevado.
Problemas con el navegador web
Los navegadores influyen notablemente en la fluidez de las conexiones. Todo iba bien y de repente impera la lentitud. ¿Qué ha pasado? La instalación de un complemento o la activación de una barra por parte de una aplicación instalada recientemente pueden ser los causantes.
Hay que intentar volver todo al estado anterior y comprobar si se ha solucionado el problema. Si aún así no se solucionan los fallos, prueba a utilizar otro navegador web. Si todo va mejor con el nuevo pero quieres seguir utilizando el navegador que empleabas, desinstálalo y vuélvelo a instalar.
Infecciones de malware
Las infecciones de malware influyen notablemente en la perdida de velocidad de conexión. Para saber si ésta es la causa habrá que utilizar un antivirus para encontrar los motivos. Si el antivirus instalado en tu equipo no detecta nada, tendrás que recurrir a otra aplicación del mismo tipo para hacer las comprobaciones y ver que no hay ninguna infección.
Protección de la WiFi
Puede darse la circunstancia de que tu WiFi no esté totalmente protegida y haya otras personas que la están utilizando. Para averiguarlo, y tomar las medidas pertinentes, lo mejor es recurrir a una app para iOS y Android como Fing. También puedes acceder al router y ver los dispositivos conectados.