Fíjate en su cara desafiante. Te lo está diciendo claro: «¿es qué no puedo mirar por la ventana?» El rottweiler de la fotografía tiene el mismo derecho que tenemos nosotros a pasar el rato viendo quien pasea por la calle. La televisión no le entretiene, el manejo del ordenador le resulta complicado, no le gusta jugar a las cartas, los libros le aburren, no es hora de comer. Tal vez sus amos hayan salido a dar una vuelta y lo han dejado solo en casa. Se aburre y quiere averiguar si alguno de sus amigos o amigas sale a dar un paseo.
Sorprendido por su actitud no te has resistido a plasmar la escena para la posteridad. Su mirada seria y penetrante lo dice todo: «¡Qué pasa!» Impone respeto, pero no pasa nada, sólo está mirando por la ventana.
La imagen la hemos obtenido, como otras muchas, de la interminable colección que nos ofrecen en Daily Picks and Flicks.