Las Matemáticas existen desde siempre. Aunque ya han pasado algunos años, me he decidido a traer a la luz la publicación que muestro a continuación. La recuperé, como otras muchas, de los desaparecidos Foros de Batiburrillo. No sabemos quién es exactamente su autor, pero ello no es impedimento para mostrarla de nuevo. La tienes a continuación.
El motivo de escribir este artículo es que he acabado de leer el libro «Matemática, ¿estás ahí?» de Adrián Paenza. En general me ha gustado bastante aunque discrepo en alguna de sus partes, sobre todo en algunos de los relatos que aparecen hacia el final.
No todos opinamos igual
Precisamente quería centrarme en esa diferencia de opiniones y para eso quiero exponer de antemano que soy un apasionado de las matemáticas, me encantan. Con esto no quiero decir que me pase el día haciendo multiplicaciones y divisiones, sino que me gustan esas matemáticas que responden a una gran cantidad de preguntas, responden al por qué ocurren las cosas y eso, para mi, es lo más importante.
Precisamente Adrián Paenza habla en su libro de estas preguntas, de hacer estas preguntas a alumnos, amigos, …, para intentar «vender» las matemáticas, para darles una «mejor publicidad«. Pues bien, mi experiencia tras haberlo intentado (muchas veces) es que la gran mayoría de la gente con la que me he topado se queda con la solución, no con el camino a la solución, que desde mi punto de vista es lo más bello. A la gente, en general, no le interesa el por qué, y, dónde no hay preguntas, no tienen cabida las matemáticas.
Sobre La Tierra
La Tierra es esférica, lo sabemos todos, pero a nadie le importa cómo diablos podríamos comprobarlo e incluso cómo podríamos calcular sus dimensiones, con una aproximación asombrosa, con poco más que mirar a un pozo y enviar a un esclavo a medir la distancia entre Siena y Alejandría (véase Eratóstenes).
Desde el vuelo de un avión, al uso de un gps o un teléfono móvil. Detrás de casi cualquier cosa que utilicemos están las matemáticas, seguramente lo habrán oído miles de veces. Pero esto a muy poca gente le importa, y lo entiendo. La mayoría quieren tener su viaje tranquilo en avión, dejarse guiar por su gps o hablar y enviar sms en su teléfono móvil sin cuestionarse el por qué pueden hacerlo.
Un mundo maravilloso
Muchas veces me he planteado, y seguro que no me falta razón, que quizás no sé crear el interés suficiente para atraer a los demás a este mundo que para mi es maravilloso, pero lo he intentando y aunque cada vez con menos frecuencia, no dejo de intentarlo. Aunque también he aprendido que lo que a mi me entusiasma, no tiene por qué gustarle a los demás y que donde yo veo belleza los demás pueden ver un soberano aburrimiento.
Conclusión
Volviendo al libro de Adrián Paenza, me ha dejado la sensación que en la obra pretende inducir a los matemáticos a «vender» las matemáticas, a «hacerlas bonitas» y creo que hay veces en las que nuestro público no quiere que le vendamos nada, simplemente no les importa el por qué, y están en todo su derecho de no querer saberlo.
Me encanta el «saber». Tengo una cultura general aceptable, pero mis conocimientos concretos son pocos.
Mis bases fueron buenas, pero, en el momento de consolidar y optar por concretar una especialidad, deviersas circunstancias lo impidieron. Entonces….la vida me empujó y me hube de ir adaptando a lo que me fue posible, no a lo que yo hubiese podido elegir para mi proyección social y para mi propia realización.
Me encantas las matemáticas y las ciencias en general, pero carezco de bases. Ahora ya (tengo 85 años), solo para mi propio disfrute, me ilusiona poder aprender. Necesitaría una razonable guía para estudiar….aunque con pretensiones realistas y muy modestas.