A estas alturas a nadie le deberían resultar extrañas las siglas RPG (role-playing game). Este conocido género de videojuego ha sentado precedentes y ha establecido las bases de gran parte de una industria cada día más creciente. Y es que los juegos de rol son posiblemente una de las mayores aportaciones de Estados Unidos al mundo del arte y a la cultura popular, aunque no sea algo que se le reconozca a menudo.
Por supuesto, esta creación no parte de la nada. Se podría decir Dungeons and Dragons (D&D), el juego de rol de mesa que lo inició todo, es una evolución de los juegos de estrategia de guerra. Y de esos había unos cuantos y desde hace mucho tiempo. Ya no hablamos de ejemplos obvios como el ajedrez o el go, sino de juegos de miniaturas como Little Wars, creado por el famoso novelista H.G. Wells en 1913.
Un claro precedente
Ya en las primeras ediciones de D&D de finales de los 70 pudimos ver la mayoría de los elementos del género que hoy todavía se conservan intactos; la progresión de los personajes, la personalización estética y psicológica, la configuración de habilidades, las narrativas inmersivas o el equipamiento de armas y artefactos modificables son sólo algunas de las innovaciones que nos ha dejado este mítico juego.
Desde entonces muchos han sido los sectores que han bebido de esta fuente. Sagas literarias como Reinos Olvidados y autores como R.A. Salvatore se basan en ese universo de ficción sin ir más lejos. Pero si una industria supo adaptarlo de forma magistral esa fue la industria del videojuego. Y lo mejor de todo es que se produjo mediante un proceso orgánico muy asociado a la manera de programar videojuegos en las distintas corrientes creativas.
Creando escuela
Los japoneses inundaron el catálogo de las consolas existentes con lo que ahora llamamos JRPGs: un tipo de juego de rol muy concreto y de códigos muy identificables. Los combates por turnos, las fantasías distópicas y la categorización de clases se convirtieron en sus signos de identidad.
Americanos y europeos, sin embargo, dieron muestras de un rol más libre y cercano a la fuente original. Muchos se basaban en campañas reales de los juegos de rol de mesa, optaban por combates en tiempo real y se centraron en el desarrollo de juegos de PC. La puntería del ratón y las numerosas teclas numéricas del teclado se convirtieron en los mejores aliados de una jugabilidad muy enfocada al despliegue de habilidades de forma rápida.
Hacia la conquista
Pronto ambas escuelas empezaron a mezclarse dando lugar a nuevos subgéneros como el juego de rol de acción, los juegos de rol de estrategia o los MMORPGs. No obstante, la esencia del RPG no tenía límite. Códigos, elementos y tradiciones típicas de los juegos de rol se introdujeron en videojuegos de todo tipo.
Ahora podemos ver como juegos de casuales como Candy Crush, juegos de disparos como Call of Duty o incluso juegos de azar como los videoslots introducen de una forma u otros componentes típicos del rol.
Eso sin contar todos los títulos que los jugadores dan por sentados como RPGs cuando en realidad solo toman ciertos aspectos de este. Juegos de aventura como The Legend of Zelda o Hack and Slash como Devil May Cray son solo algunos ejemplos.
En todo caso, lo que es indiscutible es que los juegos de rol han jugado y jugarán un papel fundamental en nuestra cultura popular. Ya sea de manera cruda o gracias a su influencia en el mundo creativo. Dígase literatura, televisión, cine o lo que se ponga por delante.