Distintos nombres para uno de los actos más importantes en la vida de todo hombre. Hasta ahora, se creía que siempre son motivadas por un deseo sexual imposible de satisfacer en pareja. Pero el prestigioso autor Myca Vykos, junto con alguno de sus colaboradores de la Universidad del Pimiento Jalapeño, han llegado a diferenciar múltiples diferencias en la motivación de estos actos que tantas satisfacciones nos han dado. He aquí esta perla de sabiduría.
1. La paja viciosa. Es la paja por excelencia, la que hasta ahora se creía la única. Es la que te haces simplemente porque estás salido y punto. Tiene una variante conocida como la paja dedicada, y es aquella que te haces cuando ves una tía que te pone como una moto y te la machacas pensando en ella, antes de que el recuerdo se evapore de tu mente.
2. La paja ociosa. Es aquella que te haces sin ningún tipo de motivación sexual, simplemente porque te aburres y no tienes nada que hacer. Es la que se da en esas largas tardes de verano, cuando estás de vacaciones y tus colegas no pueden quedar hasta las nueve y todavía son las siete y no sabes cómo matar el tiempo hasta que llegue la hora. Si el nivel de aburrimiento es muy alto, puede derivar en la paja experimental, que es cuando te da por hacer chorradas como pelártela con la mano izquierda, untada en crema o con la mano fría.
3. La paja valeriana. La que te haces en momentos de estrés buscando no la satisfacción sexual (que nunca viene mal), sino la relajación posterior. Es lo que sueles hacer el día antes de un examen para el cual no has estudiado nada.
4. La paja valium o somnífero. Son las cuatro de la mañana en verano, no te quedas dormido ni a la de tres y mañana te tienes que levantar a las ocho… Pues eso, pajote al canto y en cinco minutos estás roncando.
Existe una variante llamada paja gelocatil, que te la haces porque te duele la cabeza, con la intención de calmarlo.
5. La paja higiénica. Por extrañas circunstancias de la vida, llevas una larga temporada de inapetencia sexual y hace tiempo que no vacías las pelotas. Se hace imprescindible en momentos así darle al manubrio para evitar las molestias e incomodidades de explicar poluciones nocturnas.
6. La paja celebrativa. Has conocido a una chica maja, y finalmente has triunfado… con dos cojones, cuando llegas a casa te la pelas para celebrar el polvo.
7. La paja sorpresiva. Estás tan tranquilo, notas algo raro, miras hacia abajo… ¡Ahí va! ¿Y esto? Te das cuenta de que estás empalmado y no sabes por qué. Pues bueno, ya que estamos, habrá que aprovecharlo…
8. La paja McAulay: Te la haces simplemente porque estás «Solo en casa».
9. La paja preparativa. Has quedado con una linda señorita que va a servir para que des rienda suelta a tus más bajas pasiones, pero no quieres quedar mal… ¿qué mejor que una buena manuela para evitar desagradables caídas del sistema de forma precoz? Existe un subtipo conocido como paja preventiva, y es la que te haces cuando tienes que hablar en público y no quieres quedar mal por culpa de una inoportuna e imprevista erección.
10. La paja rutinaria. Pues bueno, porque siempre te la pelas los viernes a las siete y media o el sábado después de comer, para no perder las buenas costumbres…
11. La paja reto: es aquella que te haces simplemente por lo bien que queda conceptualmente habérsela hecho. Dos subtipos: Por cantidad («tengo que llegar a la séptima del tirón», suele desaparecer con la pubertad) y por lugar también conocido como paja estandarte (en lugares raros, como en clase, o en la sacristía…)
12. La paja innovadora: La primera. Tiene un no sé qué de misterio, de no saber qué va a pasar… finalmente te abre las puertas de un mundo nuevo, pero es una lástima que sólo ocurre una vez en la vida.
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NOTA: El artículo, como otros muchos, estaba (ya no está) perdido entre las páginas de Batiburrillo.net. Alguien, Miguel, me lo había enviado a mi correo para que lo publicase en mi sitio. Lo he recuperado para todos vosotros.