La salud tiene mucho que ver con con el estado psíquico. No es fácil establecer desde una perspectiva científica la definición de los términos psíquicamente sano o psíquicamente enfermo. El establecer un concepto claro de lo que es la salud mental es muy importante. Nunca se puede considerar que el estado en el que uno se encuentra entra dentro de la normalidad si no padece una determinada patología.
Sobre la salud mental
La población establece de forma habitual sobre la salud mental el concepto de normalidad. Esta idea no es totalmente válida, ya que, en los resultados de estudios epidemiológicos sobre la población en general es más normal tener algunos síntomas psiquiátricos que estar libre de ellos.
La ausencia de enfermedad significa salud, es evidente. Por ello, una persona que no tenga ningún trastorno mental diagnosticable y esté libre de síntomas psíquicos molestos, y de formas de conducta desadaptadas, puede ser considerado como mentalmente sano.
La salud mental es algo más que la ausencia de enfermedad. Trae consigo también un sentimiento de bienestar y una facultad de ejercer plenamente las capacidades físicas, intelectuales y emocionales.
Existen distintos momentos en nuestro devenir. De ahí que no se pueda establecer una distinción clara entre salud y enfermedad. Así mismo existen diferentes grados de salud y enfermedad mental. No existe, por tanto, un estado absoluto de salud psíquica.
Cuando una persona se adapta adecuadamente a los distintos conflictos y circunstancias de su vida podemos hablar de que posee una perfecta salud mental.
El ambiente influye notablemente en la salud mental. De ahí la importancia de adaptación a lo que ocurre cada día. Es muy importante el poseer una cierta habilidad para modificar las condiciones externas mas que para acomodarse simplemente a ellas. Una persona competente en las relaciones sociales alcanza valores superiores a lo que se considera mediocre.
A tener en cuenta
Visto lo que hemos indicado hasta ahora, podemos afirmar que los conceptos de salud y enfermedad mental escapan a una formulación adecuada y satisfactoria. Solamente se pueden establecer unos significados parciales de dichos conceptos. No existe una definición clara de los mismos. La reflexión sobre los estados de salud y enfermedad solo puede estudiarse desde el punto de una antropología personalista.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) define la salud en general de la forma siguiente: «Un estado de completo bienestar físico, psíquico y social, y no solo como ausencia de síntomas o de enfermedad«.
Es evidente que el completo bienestar no es fácilmente entendible. Puede existir el bienestar físico pero no podemos decir lo mismo del bienestar psíquico y social. Así, por ejemplo, para unas personas el bienestar mental puede ser la carencia de toda idea o afecto inquietante, mientras que para otras se trataría mas bien de buscar ideas o afectos, lo que traería consigo molestias, para modificar el propio estado.
Conclusión
Visto lo visto, aunque es complicado indicar los límites que marcan la separación entre la salud y la enfermedad mental, en la práctica podemos hacerlo en función de lo siguiente.
La normalidad o salud mental se basa en la ausencia de patología, en la integración armónica de los distintos rasgos de la personalidad, y en la percepción de la realidad sin distorsiones y buena adaptación al entorno.
Para definir la enfermedad mental es necesario hacer una valoración clara y precisa de los síntomas clínicos, el momento evolutivo en el que se encuentra la persona y, hasta cierto punto, la perspectiva sociocultural en que está inmersa.
NOTA: Para escribir este artículo he obtenido información del libro Acontecimientos de la vida y trastornos psíquicos, escrito por Salvador Cervera y Ricardo Zapata.