El slogan (o anuncio) es un poco añejo, permítaseme el vocablo, pero su vigencia sigue y seguirá per omnia secula seculorum, como diría un seminarista de antaño. La frase viene a cuento con el fin de hablar sobre lo ocurrido en la madrugada de ayer en una céntrica calle de la ciudad de Vigo. Un hombre de 38 años, con claros síntomas de estar bebido, iba a subirse a su coche. Una pareja de policías, visto el aspecto del ciudadano, se acercó al mismo advirtiéndole de que no estaba en condiciones de conducir un vehículo. El individuo aceptó la propuesta y les dijo a los polis que se iría a su casa en un taxi.
Cuando los guardianes del orden y de la seguridad se subieron a su coche el hombre deshizo su promesa. Se subió al suyo y arrancó raudo y veloz, tan veloz que adelantó a los pocos metros al coche policial. Éstos salieron en su persecución y lo detuvieron de inmediato. Después del soplido pertinente, comprobaron que cuadriplicaba la tasa de alcohol. Fue detenido y su coche llevado por medio de una grúa al depósito municipal.
Lo malo de esta historia es que se repite, en distintas versiones, con relativa frecuencia. Son muchos los que no respetan el si bebes, no conduzcas y conducen sin tiento un coche. Creen que no les va a pasar nada, que son inmunes a los accidentes. No respetan las normas, ni su vida ni la de los demás, para nuestra desgracia.