El aprovechar los espacios, el no derrochar, es algo muy positivo y beneficioso para personas y empresas, y, en consecuencia, para toda la comunidad. Lo que no tiene mucho sentido es montar ocho urinarios en una estancia de 2,5 metros cuadrados. ¿Te imaginas a ocho hombres haciendo pis al mismo tiempo en un espacio tan reducido? Se rompe toda la intimidad y se contravienen las normas de comodidad e higiene. Espalda contra espalda. Unos pegados a los otros como en el pasillo de un autobús urbano. ¿Qué pasará cuando uno de los que están al fondo ha dado fin a la micción? Tendrá que esperar que termine el resto y pedir a los que llegan de nuevo que, por favor, aguanten un poco, que dejen el pasillo libre.
Está claro que los que padecen paruresis (también conocido como síndrome de vejiga tímida) o claustrofobia, no pueden utilizar los citados servicios. Para los curiosos aclaramos que se encuentran en Hong Kong y que al parecer respetan las normas legales, en cuanto a unidades por metro cuadrado, dictadas al efecto. Los hombres de negocios en general y los transeúntes en particular se sentirán abrumados cuando tengan que visitar estos urinarios públicos y someterse al ineludible espalda con espalda y hombro con hombro. ¡Para llorar!