La noche surge cuando el sol se oculta y el espacio se tiñe de negro. Es el momento ideal para descansar, algo que hacemos la mayoría de los humanos, aunque no siempre es posible. Dejamos que la noche nos vaya sumiendo en una profunda modorra y nos vamos a la cama para descansar. Dormimos algunas horas, unos más y otros menos. Y tal vez soñemos…
Pero no todos los seres vivos seguimos las mismas pautas. Los bebés y los perros duermen varias horas al día, durante espacios cortos o largos. Lo hacen así porque no tienen preocupaciones. Aprovechan cualquier momento de tranquilidad, sin ruidos y sobresaltos, para dormir a pierna suelta. La imagen que os presentamos es una prueba de ello. Los cuatro se han compinchado para disfrutar del sueño. La escena rezuma ternura. A ninguno le importa lo que está pasando fuera…