Aún era un chaval. Había quedado con la que hoy es mi mujer para ir a cenar, cuando al mirar el reloj de la torre del ayuntamiento descubrí que eran las siete y media de aquella hermosa tarde de verano. Tenía que coger el coche, mi flamante Seat 127, aparcado a sólo unos metros del lugar en el me encontraba, para recorrer los 90 kilómetros que me separaban de mi novia.
Las matemáticas ya eran mi fuerte, así que calculé que a una media de 75 km/h llegaría en el instante justo, ni un minuto más ni menos. Me subí al coche e inicié el camino. Durante el primer tramo, de 30 km, fui a la velocidad prevista. En el segundo tuve problemas. Fui detrás de un camión durante un largo trecho, al que no podía adelantar, y una gran cantidad de curvas salpicaron gran parte del trayecto, por lo que la media pasó a ser de 60 km/h.
Estaba en el kilómetro 60 del recorrido cuando miré el reloj y me dije: «tengo que pisar el acelerador». Si no lo hacía, no llegaría a tiempo a la cita. ¿A qué velocidad media circulé en el último tramo del viaje?
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Solución
Los que no sean capaces de resolver el problema o quieran comprobar si su solución es válida, pueden leer lo que viene a continuación:
Voy a hacer el recorrido de 90 km a una velocidad media de 75 km/h. Para calcular el tiempo invertido habrá que dividir el espacio entre la velocidad: 90:75 = 1,20 horas = 72 minutos.
En el primer tramo del recorrido, de 30 km, empleé 24 minutos (30:75 = 0,4 horas = 24 minutos) y en el segundo 30 minutos (30:60 = 0,5 horas = 30 minutos). El último tramo lo tendré que recorrer en 72 – (24 + 30) = 72 – 54 = 18 minutos. Ese tramo es de 30 km, por lo que velocidad media será de 30:(18/60) = 100 km/h.