Los animales se alimentan guiados por su instinto. Es por ello que su dieta contiene muy pocos productos, los que se encuentran en el área en la que viven. El hombre no actúa así. Su capacidad de desplazamiento y su adaptación al medio le permiten comer todo lo que les gusta. Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Al no dejarse llevar por el instinto, el hombre tiene que aprender a comer.
Alimentación y nutrición
No podemos confundir alimentación con nutrición. Alimentarse consiste en ingerir una serie de sustancias que se encuentran en el mundo que nos rodea y a las que podemos acceder sin grandes dificultades.
Nutrirse es un proceso complejo en el que una serie de sustancias contenidas en los alimentos deben pasar a formar parte de células y tejidos. Estas sustancias son necesarias para mantener la estructura del cuerpo y para proporcionarle la energía necesaria que permite su funcionamiento. También conforman el almacén de materias básicas necesarias para la consecución de todas las reacciones metabólicas que se llevan a cabo en el organismo.
Teniendo en cuenta el proceso de la alimentación y con el fin de sistematizarlo, el hombre ha clasificado los alimentos en tres grupos o principios inmediatos: proteínas, hidratos de carbono y grasas. A estos grupos hay que añadir también los minerales y las vitaminas.
Las proteínas
Las proteínas son necesarias para construir y reponer los tejidos y los órganos del cuerpo. Están constituidas por los aminoácidos. El ser humano necesita en su dieta diaria entre 50 y 70 gramos de proteínas. En los periodos de crecimiento y durante el embarazo la necesidad de proteínas es superior. Durante la vejez, la necesidad de consumo disminuye.
Los hidratos de carbono
Los hidratos de carbono tienen fundamentalmente una función energética. Sirven como combustible para nuestro cuerpo. En una dieta equilibrada se deben proporcionar entre el 40 y el 50% de aporte calórico a nuestro cuerpo en forma de hidratos de carbono.
Las grasas
Las grasas tienen una función similar a la de los hidratos de carbono. Forman el tejido adiposo, la gran reserva energética del organismo que será utilizada cuando la alimentación sea insuficiente. El 35% de las calorías que se ingresan en el organismo cada día deben provenir de las grasas.
Las vitaminas y los minerales
Además de los principios inmediatos, como hemos dicho, son también importantes, en realidad vitales, las vitaminas y los minerales. Las primeras actúan con intensidad en los procesos metabólicos. Su déficit produce enfermedades, muchas de ellas graves. Los minerales actúan como materiales de construcción o se integran también en determinadas reacciones metabólicas.
Conclusión
Deducimos, por tanto, que una alimentación equilibrada contribuye a que el organismo funcione correctamente e impida la aparición de determinadas enfermedades. Es importante por ello tener en cuenta que no solo debemos pensar en alimentarnos sino que tenemos que tener en cuenta los principios nutricionales, respetando el equilibrio para conseguir una vida saludable.