Cuando nos referimos a la inteligencia no tenemos que recurrir a los orígenes de la Humanidad. Fue en el siglo XIX cuando autores como Herbert Spencer comenzaron a ocuparse de la inteligencia en el mundo animal y en los seres humanos.
Francis Galton, primo de Darwin, acuñó la idea de medir la inteligencia al intentar aplicar los principios de la evolución al terreno psicológico. A partir de Galton fueron varios los intentos de medir la inteligencia.
¿Qué es la inteligencia humana?
Si buscamos definiciones de inteligencia nos encontramos con varias, de distintos autores, surgidas en el pasado siglo XX. Así, Edward Thorndike la definió como «la capacidad de producir buenas respuestas desde el punto de vista de la verdad o los hechos«.
Nos encontramos con otras definiciones en la misma línea, destacando las dos que dio, respectivamente en los años 1958 y 1975, David Wechsler. Esta es la primera: «La capacidad global del individuo para actuar de forma propositiva, para pensar racionalmente y para enfrentarse eficazmente con su medio«. Y esta la segunda: «La capacidad del individuo para comprender el mundo… y sus recursos, para enfrentarse con sus desafíos«.
Hoy podemos afirmar que la inteligencia es una capacidad propia de los seres humanos, no porque sólo se encuentre en ellos sino por estar en grado distinto que en el resto de los animales. Gracias a ella nos podemos adaptar al ambiente de una manera más flexible que las adaptaciones innatas. Se trata de una prolongación de otras capacidades presentes en los animales.
Gracias a la inteligencia el hombre ha conseguido superar las condiciones propuestas por el medio en el que le toca vivir, aunque sean adversas, a pesar de que sus condiciones físicas no sean las mejores para ello. La posesión del pensamiento capaz de elaborar hipótesis y crear deducciones lógicas, permite la construcción de modelos del mundo, explicar y controlar la Naturaleza. También hay que tomar en consideración la Inteligencia Emocional, la que se fundamenta en el complejo mundo de las emociones.
El futuro y el pasado
Existe un intercambio directo e intenso con el medio muy completo. Esto nos permite a los humanos planear el futuro e interpretar el pasado. Además somos capaces de liberarnos de lo que nos impone la Naturaleza, lo que entraña grandes riesgos, al ser poseedores de un gran poder y de una inmensa fuerza que no poseen el resto de las especies animales.
Creatividad
La inteligencia es siempre creativa. Aunque contiene elementos de carácter hereditario, el ambiente es el que regula el comportamiento, habitualmente sin romper su relación con el primero. Un cerebro dañado no permite el desarrollo de la inteligencia aunque el ambiente sea muy bueno.
Enseñanza y educación
El mundo que nos rodea contribuye al desarrollo de nuestra inteligencia, actuando en el plano creativo, resolviendo los problemas que vayan surgiendo. Las dificultades contribuyen al refuerzo del aprendizaje, que no se debe centrar intensamente en la memorización de contenidos sino en buscar solución a los problemas planteados.
En la escuela, el maestro debe proporcionar a los alumnos todo lo necesario para que sean capaces de buscar por si solos. El razonamiento es fundamental, de ahí que sea necesario aprender y practicar con las reglas que lo definen cuando se está en etapa escolar.