Según una vieja teoría, la vida surgió en nuestro planeta después de que un objeto procedente de los cielos cayese en el mar llevando en su contenido seres vivos. La vida apareció con el Universo, y va de un lugar a otro, de planeta en planeta, viajando a bordo de meteoritos o cometas. Pero aún hay una versión más fantástica de la Panspermia, que dice que la vida fue inoculada en nuestro planeta por seres procedentes de otros mundos, con características muy avanzadas.
Algún biólogo ha sugerido que la información genética de los seres vivos más simples, que no llegan a la categoría de células, los virus, contiene mensajes que han dejado otras civilizaciones. En realidad proceden de lugares desconocidos, fuera de la Tierra, en cualquier espacio del Universo. Esos mensajes serán descifrados algún día.
Está demostrado que algunas bacterias son capaces de sobrevivir largos periodos de tiempo perdidas en el espacio, sin estar en contacto con otros medios. Se ha comprobado que toda la vida tiene una misma base bioquímica.
Los detractores de la Panspermia afirman que las bacterias no serían capaces de sobrevivir a altas temperaturas, aunque se sabe que las extremófilas son capaces de soportar condiciones de temperatura, radiación y presión muy altas.
El análisis de algunos meteoritos ha mostrado estructuras que podrían tener su origen en formas de vida microscópica, así como restos de ADN y ARN, las moléculas de la vida.
Sea como sea, que el origen de la vida en la Tierra haya surgido sobre su superficie o proceda de otros lugares del Universo, está claro que ha tenido un origen, el momento en que el ADN y el ARN conformaron los coacervados o coacervatos, preludio de los seres unicelulares.
Tras leer lo anterior, surge una pregunta inevitable: ¿llegaron los primeros seres vivos a la Tierra formando parte de meteoritos o cometas desde el espacio hasta la Tierra?