Es lo que nos cuenta en uno de sus libros el psicólogo social Simon Laham, los siete pecados capitales son buenos para la salud. Según él es falsa la creencia de que la lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y la soberbia solo nos producen trastornos, además de llevarnos al pecado. Defiende que la conducta humana es algo más que la dicotomía bueno – malo. Los considerados como siete pecados capitales no condenan el alma y, consumidos con moderación, se encuadran en el grupo de las tendencias humanas funcionales.
Así, los que tengan la intención de caer en un pozo de lujuria en las fiestas a las que acuden, deberán saber que el tener el sexo en el cerebro es positivo a la hora del pensamiento analítico. La lujuria nos convierte además en personas útiles, ya que podemos proporcionar un desmesurado atractivo a nuestro/a socio/a en el lecho, entiéndase cama.
Amor y lujuria
Y no se quedan ahí los razonamientos del Dr. Simon Laham, afirma también que el amor se basa en la lujuria, que las personas lujuriosas son más propensas a mostrar sus altas capacidades amatorias. De la misma forma que es recomendable adoptar estrategias constructivas en la resolución de conflictos, la lujuria servirá para aumentar las posibilidades de sexo en el futuro, necesario para el mantenimiento de la pareja.
La avaricia, la pereza, la ira, la envidia
Pero aún hay más en The Joy of Sin: The Psychology of the Seven Deadlies. Los golosos son más propensos a las donaciones caritativas. Respecto a la avaricia se ha demostrado que la felicidad surge en las personas que gastan su dinero en las experiencias en vez de en las posesiones materiales.
El dormir la siesta, emparentada con la pereza, mejora la memoria e incrementa la perspicacia en los procesos de investigación. La ira provoca una actitud de oposición, lo que hace que las personas acepten creencias opuestas a las suyas. La envidia ayuda a aumentar los estados de ánimo, la autoestima y la creatividad. Las personas orgullosas siguen en la brecha aunque las tareas que realizan sean de gran dificultad, y adoptan papeles de liderazgo.
Conclusión
Así que ya lo sabes, si quieres ser más feliz, inteligente y capaz de conseguir mayores éxitos, olvídate de lo dicho hasta ahora, de que los pecados capitales son negativos. No sé lo que argumentarán al respecto los defensores de la virtud, los que consideran que el pecado es pernicioso para la salud mental y física. El Dr. Laham argumenta todo lo contrario.
NOTA: He escrito este artículo hace ya algún tiempo basándome en una publicación de Medical Xpress, de febrero del año 2012. Acabo de recuperarlo del fondo del baúl.