Están de moda, me refiero a los tatuajes. Y, tal vez por que soy muy antiguo, no entiendo como un hombre o una mujer, jóvenes o no tanto, son capaces de grabar en su cuerpo rótulos, dibujos o caricaturas, entre otras posibilidades, sabiendo que va a quedar ahí para toda la vida y que, a la larga, va a crearles daños irreparables en la piel. De verdad que no logro entenderlo.
Los he visto de todo tipo. Con solo salir a la calle los atisbas en cuellos, espalda, piernas y demás. Algunos los tienen grabados en todo su cuerpo, incluido el rostro. Los ves en los que se mueven por programas de televisión, en jugadores de fútbol y de otros deportes, en actrices y actores… Hay expertos en los ámbitos de la sociología y la psicología que dicen que los que se tatúan lo hacen sin ser conscientes de las consecuencias, a veces motivado por los pocos años, y con el único fin de hacerse notar. Muchos, cuando tienen más años, cuando su grado de madurez es mayor, se arrepienten de lo que hicieron cuando eran unos chiquillos. Otros no se arrepienten nunca, o no dan muestras de ello.
Algunos de los que se dedican a diseñar y grabar tatuajes se apuntan a la originalidad, tratan de realizar creaciones que rompen todos los cánones (si los hay) e hitos. Opino que el noruego que ha fabricado el tatuaje de la foto que acompaña este artículo bate todas las previsiones. Ha dibujado con inusitada precisión el ojo de un cocodrilo en el brazo de alguien. La obra es una maravilla, no lo puedo discutir, aunque, siguiendo en mis trece, opino que el soporte elegido no es el lugar adecuado. ¿Cuántos se prestarán voluntarios, dispuestos a grabar para siempre el detallado ojo del animal salvaje en su cuerpo?
Fuente: Crocodile eye tatoo (en DavianArt)