Es el primer alimento que tomamos, justo después de nacer. Aún son muchos los niños que durante sus primeros meses de vida se alimentan de la leche que les proporciona el pecho de su madre, otros la reciben por distintos medios (productos lácteos que se venden en farmacias). Lo que sí ya no es tan frecuente es que sigamos tomándola durante toda nuestra vida.
Tal vez ahora cambiemos nuestra rutina después de atender a lo que nos recomendaban investigadores de la Universidad de Maine, tras un estudio realizado hace ya algunos años, tal como nos cuentan en International Dairy Journal.
Los investigadores sometieron a más de 900 hombres y mujeres, con edades comprendidas entre los 23 y 98 años, a una serie de pruebas cerebrales. Se incluyeron análisis visuales, espaciales, verbales y de memoria. Tuvieron en cuenta, además, el consumo de leche de los participantes.
Se comprobó, sin tener en cuenta la edad ni el sexo de los que se sometieron al estudio, que todos los que tomaban un vaso de leche diario presentaban un mayor rendimiento mental.
Los puntajes más altos para los ocho resultados los obtuvieron aquellos con la mayor ingesta de leche y productos lácteos en comparación con los que tenían un consumo de leche y derivados bajo y poco frecuente.
Los beneficios que proporciona un vaso de leche
Tomando al menos un vaso de leche al día podríamos incrementar muchos de los nutrientes clave que necesitamos. Y no solo eso, también contribuiríamos a reforzar el perfecto funcionamiento de nuestro cerebro y a aumentar el rendimiento mental.
Los adultos que consumen leche y productos lácteos en mayor cantidad de la habitual, consiguen que su nivel memorístico sea más alto, así como otras funciones cerebrales. Y no solo el cerebro se ve beneficiado, también repercute en el refuerzo del sistema oseo y en la salud cardiovascular.
¿Cómo?
Lo recomendable es empezar el día tomando un vaso de leche desnatada, un café con leche, un batido o la leche mezclada con tu cereal favorito. En el año 2010 el Dietary Guidelines for Americans recomendaba el consumo a los adultos de tres vasos de leche con poca grasa al día, mejor desnatada. De esta forma se tomarán nutrientes necesarios, entre los que se encuentran el calcio y la vitamina D.
Conclusión
Aunque ya han pasado algunos años desde que se efectuó la investigación indicada, no hay dudas de que la leche y los derivados lácteos son buenos para la salud cuando se consumen en la cantidad adecuada. Algunos defienden que comer queso y yogurt es mejor que beber leche. Lo ideal es combinar el consumo de los tres productos: leche, queso y yogurt.
