Los bebés aún no poseen la capacidad de andar con soltura. Algunos comienzan a dar sus primeros pasos, pero no es muy recomendable, en ambos casos, salir a la calle sin un objeto, llamésmole vehículo, que ayude a transportar a la niña o al niño. Se trata de un carrito o cochecito de bebé o, también, silla de paseo. Con el bebé o niño de pequeña edad sentado, la mamá, el papá, u otra persona, pueden transportarlo con facilidad de un lugar a otro. Eso lo sabemos todos.
Cuando el carrito de bebé rompe todos los cánones
Nadie puede discutir que no se trata de una carrito o cochechito de bebé. En este caso mas cochecito que carrito. Ya sabéis por que lo digo. ¿Habíais visto alguna vez algo semejante? ¿Conocéis alguna tienda en la que vendan semejante engendro?
No hay duda, el original carrito de bebé es fruto del pragmatismo exacerbado del padre del muchacho que permanece tranquilamente sentado en él. Y digo lo de «pragmatismo exacerbado» porque lo que ha hecho el constructor es aprovechar las ruedas de un vehículo de mayor empaque para dar forma al invento. ¿Qué pasará cuando el conductor del cochecito tenga que moverse por las aceras, sorteando personas y otros carritos? ¿Cómo hará para entrar en la cafetería de la esquina o en el ascensor del edificio en el que vive? ¿Tendrá suficiente anchura la puerta de su casa para entrar, o habrá que sacarle las ruedas?
Está claro, no hay duda (¿o la hay?), de que alguien ha tenido la feliz idea de quitar las ruedas que traía el cochecito y poner las otras. Lo ha hecho con el único fin de hacer la foto para la posteridad. A continuación, volvió a calzarle las ruedas originales. ¿No opinas tu lo mismo?
Podéis encontrar esta foto en Daily Picks and Flicks.
Los carritos de bebé, nos proporcionan total libertad para desplazarnos de forma cómoda y segura a donde queramos. Cuando más se utilizan son los primeros años del niño o niña, sobre todo para dar paseos agradables mientras que ellos van sentados o tumbados y calentitos.